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mayo de 2006  

Después de las matanzas de mineros en Pasta de Conchos,
y de obreros siderúrgicos en Lázaro Cárdenas, ahora...


La policía huye tras ser repelida por la población en San Salvador Atenco, 3 de mayo. (Foto: Reforma)

¡Huelga nacional contra la represión!

¡Liberación inmediata de todos los aprehendidos en Atenco! ¡Anulen todos los cargos, desgraciados!

¡Ni un voto a los sanguinarios partidos patronales PRI, PAN y PRD!

En la brutal represión contra el pueblo de San Salvador Atenco, las fuerzas “del orden” asesinaron a mansalva a un joven de 14 años, Javier Cortés Santiago, e hirieron gravemente al estudiante de economía de la UNAM y adherente de la Otra Campaña Alexis Benhumea, que luego falleció  el 7 de junio luego de agonizar más de un mes en estado de coma. En respuesta a la embestida policíaca se inició una serie de protestas contra la represión. El Grupo Internacionalista ha participado activamente en estas movilizaciones, defendiendo en asambleas, paros, bloqueos, manifestaciones y plantones la necesidad de luchar por una huelga nacional contra la represión gubernamental.

El GI ha movilizado a estudiantes de diversas escuelas de la UNAM, como el CCH Sur (donde se realizó un paro en protesta contra la represión el 5 de mayo) y la Facultad de Filosofía y Letras, sobre la base de esta perspectiva. Mientras los partidarios zapatistas de la Otra Campaña se han limitado a protestas callejeras y actos artísticos para presionar al gobierno, el GI ha llevado a comitivas de estudiantes a distintos gremios (electricistas, maestros, trabajadores universitarios) para instarles a emprender una contraofensiva proletaria que pare en seco la andanada represiva de la burguesía.

Reproducimos a continuación el volante sobre Atenco que hemos repartido en decenas de actos de protesta, junto con las ventas del suplemento a El Internacionalista del cual hemos vendido, en el 1° de mayo y los días siguientes, más de 2.700 ejemplares.

CIUDAD DE MÉXICO, 5 de MAYO — En San Salvador Atenco se respira el aire de una zona de guerra. En la madrugada de ayer, se montó un gigantesco operativo policíaco en el que participaron más de 3.000 elementos de la Policía Federal Preventiva, de la Policía Estatal y de la Policía Municipal. Las fuerzas represivas cerraron una pinza desde las cinco y media de la mañana, y avanzaron poco a poco por las calles del poblado disparando continuamente latas de gas lacrimógeno. Después de someter a los ejidatarios que resistían, se inició una serie de razzias y cateos al estilo más puro de un estado policíaco. Los arrestados fueron golpeados brutalmente y arrastrados en vilo hacia los vehículos policíacos.

Hasta este momento, se reporta que hay 217 detenidos, entre los que se cuentan decenas de ejidatarios de San Salvador Atenco, así como militantes de varios grupos de izquierda. Reforma califica al operativo en su primera plana de “purga”. Y con razón: mediante este ataque, el gobierno federal panista, el gobierno estatal priísta y el gobierno municipal perredista cobran su ansiada venganza contra los ejidatarios que hace cuatro años se rehusaron decididamente a ser despojados de sus tierras. La burguesía se vanagloria del brutal despliegue de fuerza. No obstante, esto sólo refleja su inmenso temor de que el descontento social se salga de su control.

Al igual que en el caso de la brutal represión lanzada contra los trabajadores de SICARTSA hace dos semanas, el ataque policíaco fue coordinado por los tres principales partidos de la burguesía mexicana. Además, los medios burgueses están azuzando la histeria contra los partidarios de La Otra Campaña de los zapatistas, y algunos piden explícitamente el arresto del subcomandante Marcos. Contra esta andanada patronal es necesario movilizar la fuerza social de la clase obrera. Aunque el día de ayer hubo bloqueos viales en varios puntos de la capital en protesta contra la represión, lo que hace falta es algo más que detener el tráfico. Es necesario que la clase obrera haga sentir a los patrones su poder social: los electricistas del SME deben bajar el switch en protesta contra la represión e iniciar así, junto con los mineros, los maestros, los trabajadores universitarios, los estibadores, etc., una contraofensiva de los explotados y oprimidos contra el sanguinario dominio de la patronal.

Contra la represión burguesa dirigida contra obreros y campesinos pobres, contra las provocaciones contra los partidarios de la Otra Campaña y los izquierdistas, es necesaria, como hemos dicho ya en nuestro reciente suplemento especial de El Internacionalista (mayo de 2006), una “¡Huelga nacional contra el gobierno asesino!” Ejército mexicano: ¡fuera de Chiapas! Para lograr esto es necesario forjar un partido obrero revolucionario que luche por la más completa independencia de clase del proletariado con respecto a la burguesía, su estado y sus partidos.

Se extiende la represión burguesa

En esta ocasión, tocó a los campesinos hacer frente con machetes a la fuerza estatal así como dos semanas antes los siderúrgicos de Sicartsa enfrentaron el brutal ataque policíaco de las fuerzas represivas del estado de Michoacán, la PFP y el ejercito Mexicano quienes asesinaron a  huelguistas que mantenían bajo ocupación la siderúrgica en protesta por la intervención del estado en los sindicatos y el asesinato patronal en masa de 65 mineros en Pasta de Conchos, Coahuila.

Las escenas pusieron al borde del pánico a la burguesía en su conjunto. Algunos medios llegaron a decir histéricamente que éste es justo el clima en el que se desatan las revoluciones. La amenaza del “México bronco” acecha bajo los pies de la burguesía mexicana que, de inmediato, lanza a sus perros de guardia para imponer a sangre y fuego su dominio contra los obreros que luchan contra el ataque gubernamental y contra los empobrecidos campesinos que se niegan a ser despojados de sus tierras.

Jorge Salinas, trabajador telefonista que acudió a la plaza en la víspera para protestar contra la represión estatal, tras ser brutalmente golpeado por 23 policías. San Salvador Atenco, 4 de mayo. (Fotos: Reforma, Es Más)

Cuando la noticia llegó a los miembros de la otra campaña el subcomandante Marcos —ahora Delegado Zero— desde un templete en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco (donde hace casi 4 décadas el gobierno de Díaz Ordaz masacró a miles de manifestantes) anunció la interrupción de la agenda planeada para acudir de inmediato en apoyo a los pobladores de San Salvador Atenco, y nuevamente decretó la alerta roja para ser cumplida en todos los municipios autónomos en Chiapas, en espera de una nueva escalada represiva. El Grupo Internacionalista hace un  llamado al movimiento obrero en su conjunto a defender las comunidades zapatistas ante un nuevo ataque estatal. ¡Fuera ejercito de Chiapas!

Los medios se apresuraron a diagnosticar que Marcos salía de la ciudad de México para encabezar la revuelta. Lo que creen es que los tres poderes gubernamentales tienen ahora la excusa perfecta para acusar a la Otra Campaña de ser la fuente de la “desestabilización del país”, en estos momentos en que las campañas electorales por la presidencia se aproximan a su fin con los comicios del 2 de julio. Sin embargo, no importa cuánto despotriquen unos contra otros, la verdad es que los partidos de la patronal se unen en el acto para orquestar la represión contra obreros y campesinos. En el circo electoral la clase obrera no tiene representación alguna. ¡Ni un voto a los partidos burgueses PRI, PAN y PRD y sus satélites enanos!

Para dar una respuesta enérgica contra esta amenaza represiva generalizada, es necesario acabar con toda subordinación política de los explotados y oprimidos a la burguesía. Es urgente conformar comités de defensa compuestos por trabajadores de los principales sindicatos del país así como con los pobladores de San Salvador Atenco para evitar que una ola represiva se desate con más fuerza. Hoy es más urgente que nunca una huelga nacional para detener y derrotar la embestida capitalista.

La movilización obrera del Primero de Mayo, dejó en claro que el nuevo auge del movimiento obrero esta siendo dirigido hacia reforzar la alianza de colaboración de clases a través del frente popular alrededor de AMLO y el PRD burgués.  Disfrazados con una  falsa radicalidad, los “líderes” sindicales vinculados al PRD, así como los charros y neocharros priístas, lanzan hipócritamente la consigna de autonomía sindical, pero en el fondo no hacen mas que apelar a los tribunales laborales del gobierno burgués para seguir sometiendo a la clase obrera a la tutela del estado capitalista, mientras consiguen dividendos electorales para uno u otro candidato burgués. La consigna de ni un voto al PAN esgrimida por los oradores en el templete muestra claramente que lo que buscan es  ganar apoyo obrero a favor de la campaña electoral de AMLO. No es extraño que la Otra Campaña, con el subcomandante Marcos  a su cabeza, haya querido evadir un enfrentamiento con los dirigentes del movimiento obrero en la plancha del Zócalo capitalino, pues su objetivo no es desencadenar la potencial fuerza del proletariado para barrer con este régimen de una vez por todas, sino seguir manteniendo bajo la ilusión a explotados y oprimidos que es posible presionar a la burguesía para realizar una “transformación democrática” del país.a.

En este México bronco lo que hace falta no es una reedición más de una revolución democrático-burguesa, sino una revolución socialista que se extienda internacionalmente sobre todo al norte, a las entrañas mismas del monstruo imperialista. Pero para eso hace falta construir un partido obrero revolucionario, que aglutine a la vanguardia de la clase obrera sobre la base de un verdadero programa revolucionario: un programa que ponga por sobre encima de todo el principio de la independencia política de la clase obrera contra la subordinación a los partidos patronales. Las luchas de la clase obrera no pueden quedarse en el plano meramente defensivo ni de la resistencia, sino que tendrán que desatar su enorme fuerza contra la brutal embestida patronal y, en esta medida, pasar a la contraofensiva. La necesidad de barrer de tajo con todas sus falsas direcciones y construir una autentica dirección revolucionaria, es herramienta indispensable para dar este paso. El Grupo Internacionalista y la Liga por la IV Internacional tienen como razón de ser la realización de esta tarea. Todos aquellos que quieren luchar para salir de una vez por todas del asqueroso pantano del capitalismo, deben sumarse a la lucha por la construcción del núcleo de un partido obrero revolucionario, como parte de la batalla por la revolución socialista internacional en el espíritu de Lenin y Trotsky. n

Para acabar con el régimen de la impunidad se precisa
una revolución social ... y socialista



Manifestación magisterial del 15 de mayo, Ciudad de México. Los maestros de la CNTE añadieron a
sus demandas gremiales la exigencia de que los arrestados de Atenco sean liberados de inmediato.
Una huelga del magisterio a nivel nacional podría ser el detonador de una huelga nacional contra
la represión gubernamental.
(Foto: Reforma)

Las violaciones de Atenco

Cuatro años después de que con su tenaz resistencia los ejidatarios de San Salvador Atenco hicieron añicos los planes para construir en sus tierras un mega aeropuerto, la burguesía mexicana cobró su ansiada venganza. El 4 de mayo, mediante una operación militar de grandes dimensiones, “recuperó” el control del pueblo. Reducida la plaza, la policía emprendió un ataque generalizado contra la población: derribó puertas en busca de “sospechosos”, saqueó casas y comercios, arrastró y golpeó salvajemente (en algunos casos hasta el borde de la muerte) a supuestos partidarios del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) y a simpatizantes de la Otra Campaña que se habían movilizado a Atenco la noche anterior. En total la policía arrestó a más de 200 personas.

A pesar de la calculada exhibición de brutalidad en los arrestos, éstos apenas marcaron el inicio de la represión. En el traslado de los presos a diversas cárceles en el Estado de México (incluido el penal de máxima seguridad de La Palma) muchas de las mujeres y hombres detenidos fueron víctimas de brutales golpizas durante horas y horas, de agresiones sexuales e, incluso, de violaciones. Una estudiante chilena (también detenida, luego expulsada del país) relató que las mujeres “estaban ensangrentadas, tenían la ropa desgarrada. Una llevaba los calzones rotos” (La Jornada, 8 de mayo). Todavía hoy, a más de tres semanas de la acción gubernamental, siguen saliendo a la luz nuevos y escalofriantes detalles sobre la represión estatal.

Mujeres arrestadas tras la "recuperación" policíaca de San Salvador Atenco, 4 de mayo. Hasta la gobiernista CNDH ha reportado en un informe preliminar que la policía realizó al menos 7 violaciones y 16 acciones de acoso sexual.
(Foto: Reforma)

Resulta evidente que no se trató de actos individuales. La burguesía mexicana y sus gobiernos federal (del PAN) y estatal (del PRI), a instancias del gobierno municipal de Texcoco (del PRD), emprendieron lo que no es otra cosa sino un castigo colectivo contra los habitantes de San Salvador Atenco.

Las violaciones y ultrajes sexuales contra las mujeres arrestadas formaron parte integral de este castigo contra los ejidatarios. Contrariando las cínicas declaraciones del gobernador y otros funcionarios gubernamentales en el sentido de que no se habían dado las “supuestas” violaciones (llegando a decirse que se había tratado “nada más” de “abusos deshonestos”), la evidencia se ha acumulado a tal grado que hasta José Luis Soberanes –el reaccionario presidente de la siempre gobiernista Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)– se ha visto obligado a admitir que éstas ocurrieron. La CNDH en un informe preliminar admitió, en efecto, que hubo al menos 7 violaciones y 16 casos de acoso sexual.

La saña con que la que la policía atacó a las mujeres de Atenco trae inevitablemente a la memoria otros casos tristemente célebres de la represión estatal en México. Una mención especial merece la matanza de Acteal a finales de diciembre de 1997, cuando paramilitares uniformados del PRI, bajo las órdenes y la protección del ejército, asesinaron a niños y mujeres que rezaban por la paz en la capilla del poblado. En esa ocasión, los paramilitares abrieron con machetes el vientre de las mujeres embarazadas para extraerles los fetos, al igual que hicieron (y todavía hacen) los kaibiles guatemaltecos, unidades contrainsurgentes entrenadas por las fuerzas especiales del ejército de EE.UU. Recuerda también a las muertas de Juárez, las trabajadoras de las maquiladoras asesinadas en esta ciudad fronteriza bajo el cobijo de gobiernos priístas y panistas por igual.

En un texto leído el 22 de mayo en el Salón Los Angeles durante el festival Todas somos Atenco (acto iniciado por la Otra Campaña zapatista para protestar contra las violaciones policíacas), Arnoldo Kraus señaló atinadamente que “para llegar a San Salvador Atenco desde Ciudad Juárez hay que pasar por Los Pinos”. Con ello quería decir que estos crímenes tienen origen político. Podría haber agregado que esa vía dolorosa pasa también por los palacios de gobierno de Toluca, Chihuahua, Tuxtla Gutiérrez, Chilpancingo, etc. A pesar del “cambio” que  supuestamente habría acarreado la llegada al poder de un partido que no fuera el PRI, la nueva “alternancia” sigue implicando represión, tortura y muerte para los explotados y oprimidos de este país. El fin de los gobiernos priístas no trajo consigo el reino de la “democracia” y la “libertad”. La represión sangrienta no era una marca registrada del régimen que Mario Vargas Llosa calificó como la “dictadura perfecta”, sino que es un instrumento necesario para que la burguesía nacional y sus amos imperialistas mantengan a flote su dominio en México.

Muchos son los que, con una indignación más que justificada, exigen el castigo y el encarcelamiento de los que violaron las mujeres de San Salvador Atenco. Obviamente, los marxistas simpatizamos con este reclamo, pero advertimos que los policías estaban siguiendo las directivas de sus mandos, según las cuales había que castigar y escarmentar a los atenquenses, cada cual a su manera. El verdadero castigo a los culpables (tanto los esbirros policíacos de la burguesía, como sus jefes en las poltronas del poder), exige una revolución socialista, que barra de una vez por todas con el sistema que engrasa su maquinaria con la sangre de los obreros (como los siderúrgicos de Lázaro Cárdenas en Michoacán y los mineros Pasta de Conchos en Coahuila), campesinos (como los de Atenco), indígenas (como los de Acteal en Chiapas y Aguas Blancas en Guerrero) y mujeres (las violadas de Atenco y las muertas de Juárez).

América del Valle, calificada de "profuga" de la justicia burguesa. ¡Anular los cargos contra todos los arrestados y buscados por la batalla de Atenco! (Foto: Marco Peláez/La Jornada)

Hoy es más urgente que nunca la unificación de las luchas contra la represión gubernamental en una movilización del poder social de la clase obrera: una huelga nacional contra el gobierno asesino y en defensa de los perseguidos en la guerra de clases. Exigimos: ¡Libertad inmediata de los 12 presos atenquenses que siguen encarcelados! ¡Que se anulen los cargos contra los que fueron arrestados en Atenco, lo mismo que la orden de aprehensión dictada en contra de América del Valle, hija del dirigente del FPDT, a quien siguen calificando de “prófuga”!

Esta lucha debe conectarse ya con la lucha de los mineros en contra del despotismo del gobierno que nombra y corre a su antojo los dirigentes “sindicales” corporativistas como ha hecho durante más de medio siglo. Es hora de intensificar la lucha por verdaderos sindicatos obreros con dirección clasista. Exigimos la liberación inmediata de Indalecio Pérez, dirigente minero en Nacozari, Sonora, quien fue arrestado el 13 de abril, por haber iniciado una huelga en la mina La Caridad, y que enfrenta cargos por “asociación delictuosa, extorsión y despojo en despoblado con autoría intelectual, así como el robo de dos vehículos propiedad de la empresa Industrial Grupo México” (La Jornada, 18 de abril), por los que podría permanecer encarcelado hasta 45 años.

La lucha contra la represión va de la mano del necesario combate por la independencia de clase del proletariado y los oprimidos con respecto a la patronal, su estado y sus partidos. Debe ser una lucha política en contra del capitalismo y por la revolución socialista. Hace falta, sin embargo, construir un vehículo para librarla: un partido obrero revolucionario que se ponga a la cabeza de explotados y oprimidos.


Para contactar el Grupo Internacionalista y la Liga por la IV Internacional, escribe: internationalistgroup@msn.com

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