octubre de 2009
¡Paros y movilizaciones contra el
asalto de Calderón!
México:
¡Preparar
la huelga
general en defensa del SME!
Decenas de miles de enardecidos obreros
electricistas en medio de una marcha de solidaridad con
el SME que excedió todas las expectaciones, Ciudad de
México, 15 de octubre.
Foto: José Carlo González/La Jornada
CIUDAD DE MÉXICO, 13 de
octubre – Felipe
Calderón ha declarado la guerra a los trabajadores de
México. Al decretar la
extinción de la Compañía Luz y Fuerza del Centro
(LyFC) y despedir de un
plumazo a sus 42 mil trabajadores pertenecientes al Sindicato Mexicano
de
Electricistas (SME), busca destruir al sector más combativo del
proletariado. De
tener éxito, desencadenará una arremetida para aniquilar
a todos los sindicatos
independientes del control estatal, echar mano de los fondos de
jubilación para
la especulación bursátil, y privatizar las restantes
industrias paraestatales.
Se trata
de una
batalla de vida o muerte para el movimiento obrero en su conjunto. No
bastan ya
las declaraciones de solidaridad. No hay nada que debatir con los
criminales al
mando del estado. Hay que darles una respuesta contundente, desplegando
la
fuerza de los trabajadores en la acción. Urge salir a la calle,
movilizando a
todos que rechazan la provocación calderonista, y estallar paros
en toda la
región del centro en defensa del SME.
Comenzó 20 minutos
antes de las 11 de la noche del sábado, cuando centenares de
policías federales
llevaron a efecto un operativo militar largamente planeado. De manera
simultánea, las fuerzas federales tomaron por asalto las
instalaciones más
importantes de LyFC en el Distrito Federal y en diversos municipios del
Estado
de México, Hidalgo, Puebla y Morelos. Esto fue planeado como una
blitzkrieg (guerra relámpago). La
respuesta obrera no se hizo esperar.
En cuestión de minutos,
miles de electricistas se dirigieron a la sede del sindicato. A 1:30 de
la
madrugada, la avenida Insurgentes estaba colmada de trabajadores que
venían a
organizarse para resistir la arremetida del gobierno calderonista. A
las 3, había
unos 10 mil congregados frente a la sede del SME. Después de
escuchar a varios
dirigentes sindicales, comenzaron a inquietarse. “¡Basta de
rollos motivacionales!
¡Plan de acción, plan de acción!” gritaron.
Instalado
en el poder en virtud de un mega fraude, el gobierno de Calderón
alegó “irregularidades”
en los comicios internos del sindicato, y con eso se negó a dar
la “toma de
nota” para reconocer al secretario general electo del SME,
Martín Esparza. Calcularon
que el sindicato respondería con un paro. Al no ocurrir esto,
prescindieron del
pretexto y procedieron directamente a la acción militar.
Calderón confía en
que
no habrá una reacción sustancial por parte de los
trabajadores y que contará
con el apoyo implícito de la población –o al menos con su
indiferencia. Las
autoridades desataron toda una campaña en los medios burgueses
para desprestigiar
al SME y generar una opinión pública favorable a la
liquidación de Luz y
Fuerza. A la vez, habiendo militarizado
gran parte del país, están a la defensiva en su guerra
con el narcotráfico, que
ataca casi a diario. Y ahora quieren imponer un impuesto al consumo.
Con su
golpe de mano contra el SME, Calderón intenta una fuga
hacia adelante, pero puede haber calculado mal.
La marcha del 15 de octubre reunió
unos 300 mil participantes, llenando al Zócalo (Plaza de la
Constitución) mientras decenas de miles nunca llegaron al punto
final. Hay que movilizar la fuerza industrial de la clase obrera para
echar atrás la arremetida del gobierno rompesindicatos.
Foto: Francisco Olvera/La Jornada
Para
derrotar el
ataque de Calderón hay que iniciar una contraofensiva ya. Ante
la insistencia
de las bases del sindicato en concretar un plan de acción,
proponemos que los
telefonistas, los trabajadores universitarios de la UNAM, UAM, UACM y
otras instituciones,
los profesores de las secciones 9, 10, 11 y 36 de la CNTE, los
tranviarios y
otros sindicatos la capital y la región conurbada estallen paros
en defensa del
SME, con vistas a la preparación de una huelga general en el
Distrito Federal y
los estados colindantes.
El ataque contra el SME
forma parte de la ofensiva contra la clase obrera a escala mundial que
en los
años 80 mermó la fuerza del movimiento sindical y
llevó a la destrucción contrarrevolucionaria
de la Unión Soviética. Desde entonces, en un país
tras otro se ha desmantelado
los sistemas de salud, los esquemas de pensiones, los programas
sociales, etc.
En último término, el objetivo de estos ataques es la
eliminación total de los
sindicatos y de los mecanismos de defensa con que cuentan aún
los trabajadores.
En México, las andanadas
rompesindicatos y privatizadoras incluyeron notablemente el ataque
militar
lanzado por Salinas de Gortari contra los mineros de Cananea en agosto
de 1989
y la liquidación del SUTAUR-100, el sindicato que agrupaba a los
trabajadores
de los autobuses de transporte público en la Ciudad de
México, con que se
inauguró el sexenio de Ernesto Zedillo. En Cananea, el
corporativista gremio minero
apuñaló la resistencia de los combativos mineros, y en
ambos casos los
trabajadores afectados se quedaron aislados. Esto no debe pasar con el
SME.
El decreto de
liquidación de Luz y Fuerza plantea que la Comisión
Federal de Electricidad absorberá
por lo pronto a la Cía. de Luz y Fuerza. Es
preciso que los trabajadores del SUTERM
se nieguen a esquirolear en contra de sus compañeros del SME.
Esto
implica una ruptura de la disciplina del gremio, que los enviará
a cumplir con
las órdenes del gobierno de Calderón. Aquí se
muestra con claridad el papel de
los “sindicatos” corporativistas, que son una verdadera camisa de
fuerza para
el movimiento obrero. Controlados por líderes impuestos por
Gobernación e integrados
al aparato estatal por medio del PRI, otrora partido de estado, durante
décadas
los “sindicatos” corporativistas han sido la primera línea de
defensa de la
burguesía en contra de las luchas obreras.
Este sistema corporativista
de control social fue el pilar sobre el que se asentó el
régimen del
PRI-gobierno; con todo, los dos últimos gobiernos panistas han
encontrado de
extrema utilidad aliarse con los viejos charros
priístas Elba Esther Gordillo en el SNTE y Carlos Romero
Deschamps en el
sindicato petrolero para imponer sus “reformas” antiobreras. Para
deshacerse de
este yugo, los obreros del SUTERM deben formar comités
independientes del
control burocrático estatal y aliarse con el SME.
En México, además
de
los mecanismos corporativistas de control social, la burguesía
ha generado una
“alternativa de recambio”, cristalizada en un “frente popular” de
colaboración
de clases. Desde 1988, en torno a la candidatura presidencial de
Cuauhtémoc
Cárdenas se erigió una coalición que unía a
este político príista y sus socios a
una serie de organizaciones de izquierda que se ostentaban como
“socialistas”, y
a varios sindicatos que habían logrado escapar del control charro.
“¡Aquí se ve, la fuerza del SME!” Contingente de electricistas en la marcha
del 15 de octubre.
Foto: Víctor Camacho/La Jornada
Uno de los
sindicatos más prominentes en esta coalición ha sido el
SME, cuya dirección se
ha escudado en un supuesto apoliticismo sindical para subordinarse al
nacionalista
Partido de la Revolución Democrática y sus dirigentes,
primero Cárdenas y ahora
Andrés Manuel López Obrador. El principal objetivo de
este frente popular, hoy liderado
por AMLO, ha consistido en desviar a los cauces del parlamentarismo
burgués la
presión social generada por décadas de ataques
antiobreros. Así, cada lucha
dirigida por el PRD ha terminado en una clara derrota para los
explotados y oprimidos.
Hoy
también,
tanto López Obrador como la dirigencia del SME enfocan la
resistencia en el marco
frentepopulista. Proponen a los
trabajadores primero una “batalla legal”, al demandar al gobierno en
los
tribunales por la ilegalidad de su decreto para liquidar a Luz y
Fuerza. Esta
perspectiva desconoce por completo el carácter de clase del
estado burgués, un
aparato para la defensa de los intereses de los propietarios en contra
de los
trabajadores.
El segundo
eje de
su “plan de acción” es buscar apoyo en el Senado, la
Cámara de Diputados o la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Las bancadas del PRD y del
Partido
del Trabajo se han pronunciado en contra del golpe calderonista. Pero
no
olvidemos que estos políticos burgueses también favorecen
una “reforma” laboral
que destruiría cuantiosas conquistas sindicales. El derechista
Partido de
Acción Nacional por supuesto apoya a su presidente. Esto
dejaría el voto decisivo
al PRI. ¿Deben los trabajadores dejar la suerte del sindicalismo
en manos del
partido que ha sido la punta de lanza de la privatización
salvaje que ha
costado cientos de miles de empleos y la destrucción de muchos
sindicatos?
El tercer
eje de
su resistencia serán las movilizaciones callejeras, que en todo
caso son
imprescindibles. Pero ¿por qué eso tendría
más efecto que cuando AMLO tuvo
cientos de miles en la calle protestando contra el fraude electoral?
Sin el
despliegue de la fuerza económica de los trabajadores, esto
sólo serviría como
una válvula de escape para la ira de los obreros.
La dirigencia del SME
está
bajo ataque feroz. Hay que defenderla en contra de la represión:
no olvidemos cómo
se encarceló a los dirigentes ferroviarios en la huelga de 1958.
Incluso los
contrincantes de Esparza han vuelto al redil. Pero no es suficiente.
“No somos
borregos”, gritaron los electricistas airados en la madrugada del
domingo. No
quieren dejarse llevar al matadero. Para evitar eso hay que emprender,
precisamente,
un plan de acción obrera.
Brigada del Grupo Internacionalista en la
marcha del SME del 11 de octubre, en respuesta a la toma militar de las
plantas e instalaciones eléctricas por el gobierno calderonista.
Foto: El Internacionalista
Como enfatizaron Karl
Marx y Friedrich Engels en el Manifiesto
Comunista, “toda lucha de clases es una lucha política”. Es
urgente forjar
corrientes clasistas dentro del SME –y
del SUTERM y otros sindicatos corporativistas como el minero– que
rompan
con el frentepopulismo y luchen no sólo por la
“autonomía” sino por la total
independencia de los sindicatos del estado capitalista. Este es el
programa del
Comité de Lucha Proletario animado por el Grupo
Internacionalista en los sindicatos
de la educación superior y de telefonistas.
He aquí un contraste
agudo con varias tendencias de izquierda que van a la zaga del frente
popular y
la burocracia sindical. Un caso extremo es el de la Tendencia Marxista
Militante, una agrupación que forma parte
del PRD burgués. Hoy Militante habla de la necesidad de una
huelga general
para derrotar a Calderón, pero como siempre, solicitan que sea
Andrés Manuel
López Obrador y su Frente Amplio Progresista burgués los
que la convoquen.
Una corriente centrista
que a veces habla de trotskismo, e incluso (recientemente) del Programa
de
Transición, es la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS).
En respuesta al
atraco de Calderón la LTS sacó un volante que no tiene
una sola consigna para
la acción obrera.
Finalmente
está el
Grupo Espartaquista de México (GEM), centrista de izquierda, que
se especializa
en la verborrea hueca. Con sus pretensiones trotskistas y todo, el GEM
niega
que haya un frente popular en México. En consecuencia, no hay
que luchar porque
los sindicatos rompan con él. De hecho, en su declaración
sobre el ataque al
SME no hay una sola crítica de la perspectiva frentepopulista de
la dirigencia.
También pretenden que los sindicatos corporativistas son
organizaciones
obreras, a la vez que ruegan a los trabajadores del SUTERM a que no
esquiroleen.
Sin embargo, Trotsky señaló correctamente que una
organización de esquiroles no
es un sindicato, sino un organismo burgués.
Hoy
en día, como enfatizó Trotsky en su ensayo
“Los sindicatos en la era de la decadencia imperialista”, la
única forma de
hacer realidad la perspectiva de la independencia de clase de los
sindicatos,
consiste en luchar en su interior por el programa revolucionario de la
IV
Internacional, el partido mundial de la revolución socialista.
Esta tarea va de
la mano de la lucha por forjar, al calor de la lucha de clases, el
núcleo de un
partido obrero revolucionario. Hoy en día, el Grupo
Internacionalista, sección
de la Liga por la IV Internacional, hace suya esta perspectiva de
lucha, la
única probadamente capaz de llevar a los explotados y oprimidos
a la victoria.
¡Súmate a nuestra lucha!!
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Para
contactar el Grupo Internacionalista y la Liga por la IV Internacional,
escribe
a: internationalistgroup@msn.com
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