Hammer, Sickle and Four logo

junio de 2017  

La policía protegió a los fascistas muy minoritarios

Movilización obrera en Portland para
poner alto a una provocación fascista

   Militantes de 14 sindicatos de la región muestran la vía hacia adelante


Cientos de sindicalistas se movilizaron el 4 de junio en contra de un mítin racista y fascista. El Local 10 del sindicato de pintores de Portland llamó a defender a los inmigrantes, a romper con los partidos demócrata y republicano, y a construir un partido obrero de lucha clasista.  (Foto: El Internacionalista)

PORTLAND, Oregon, 8 de junio – El mitin que aquí realizaron el domingo 4 de junio supremacistas blancos y fascistas descarados que apoyan a Trump, fue cercado por furiosos manifestantes indignados por esta abierta provocación, que vino apenas una semana después del doble asesinato perpetrado por un nazi local. Una de las tres manifestaciones, la movilización convocada por la iniciativa Sindicalistas de Portland Contra los Fascistas, reunió a varios cientos de sindicalistas y de sus partidarios al este de la plaza Terry Schrunk, donde los racistas estaban resguardados por tres líneas de policías antimotines (locales, estatales y federales) fuertemente armados.

En la movilización sindical en contra de los fascistas estuvieron presentes miembros de al menos 14 sindicatos de la región, entre los cuales se cuentan: el Local 10 del IUPAT (pintores); el Local 28 del IATSE (tramoyistas); el Local 1503 del sindicato de carpinteros y el Consejo Regional del Noroeste de los Carpinteros; el Local 483 de los Laborers; la AFT de Oregon (maestros); los IWW (Industrial Workers of the World) de Seattle; el Local 503 del SEIU; el Local 29 de los siderúrgicos, la AAUP (profesores universitarios); el Distrito 757 de la ATU (trabajadores del transporte), y otros. Los primeros siete sindicatos aprobaron mociones coordinadas en las que llamaba a “movilizarse contra el peligro claro y presente que las provocaciones de organizaciones racistas y fascistas representan para todos nosotros”.

Entretanto, un ejército de policías provenientes de siete distintas jurisdicciones convirtió al centro de Portland en un estado policíaco para garantizar que la provocación racista tuviera lugar. Vehículos policíacos especialmente equipados, cada uno con una docena de policías estatales vestidos de negro de pie en los estribos, rodearon la plaza en la que los ultraderechistas se habían reunido. Después de un empate que duró varias horas, la policía lanzó descargas de granadas aturdidoras, balas de goma y gas lacrimógeno para desalojar a los manifestantes antifascistas (antifa) en la plaza Chapman, justo al norte de la plaza Schrunk. Tal como hizo el Primero de Mayo, la policía cercó el área, reteniendo a 200 personas en la calle mientras los identificaban y seleccionaban a individuos para arrestarlos. Se reportó que 14 personas fueron detenidas.

Exigimos que todos los antifa y otros manifestantes arrestados el 4 de junio sean liberados y que se retiren todos los cargos en su contra, y lo mismo con respecto a todos los arrestados el 1º de mayo y a los que protestaban en contra de un mitin racista realizado el 29 de abril.

La movilización sindical se mantuvo en su puesto hasta el final, coreando consignas y lanzando discursos sin parar que reverberaban a lo largo y ancho de la plaza Terry Schrunk y las zonas colindantes a lo largo de más de seis horas. Activistas obreros se mantuvieron orgullosamente tras sus mantas sindicales hasta que toda la escoria fascista y racista salió en autobuses protegidos por la policía.

Esta es la primera acción significativa de la clase obrera norteamericana en contra de supremacistas blancos en décadas. La importancia de esta movilización trasciende la mera denuncia de unos cuantos cientos de reaccionarios reunidos al otro lado de la calle, y del espeluznante linchamiento asesino a manos de uno de los suyos nueve días antes. El 4 de junio es un importante primer paso en la movilización del poder del movimiento obrero de Portland en defensa de los trabajadores, los inmigrantes, los musulmanes y todos los amenazados por la ofensiva reaccionaria generalizada que viene de Washington. Muestra el potencial para organizar guardias obreras de defensa que consigan que las alimañas fascistas se arrastren de vuelta a sus agujeros. Asimismo, subraya la necesidad de un partido obrero que luche por el derribo del sistema capitalista que alimenta al fascismo, y por remplazarlo con el gobierno emancipador de la clase obrera.

Meses de trabajo desembocaron en la movilización sindical

La gran prensa capitalista describió “imparcialmente” la confrontación que se extendió por horas como “protestas enfrentadas” (The Oregonian). “Los muchos extremos de Portland chocan en protesta”, dijo CNN. El Washington Post habló de manifestaciones en contras de un “mitin por la libertad de expresión”. Estos portavoces de la opinión oficial de la clase dominante venden la afirmación de los supremacistas blancos de que lo único que están haciendo es defender sus derechos constitucionales. Refutando esta mentira siniestra, la convocatoria publicada el 24 de mayo por la Iniciativa Sindical de Portland contra los Fascistas advertía: “Fingen defender la libertad de expresión. ¡Mentira! …. El veneno racista que estos desgraciados escupen desemboca en linchamientos. Hay que pararlos.” Dos días más tarde, el nazi racista, conocido de la policía de Portland, perpetró el asesinato del tren MAX.

Haz clic en el imágen para ver el texto de la convocatoria a la movilización obrera.

Los principales medios noticiosos intentaron disfrazar la enorme disparidad en números entre los fascistas y los que protestaban en su contra, pero Willamette Week señaló que “los socialistas, sindicalistas y anarquistas que se movilizaron hoy … sobrepasaron en número a los extremistas de derecha en una proporción de hasta 10 a 1”. La movilización antifa de la plaza Chapman y el mitin “Portland Unido Contra el Odio” en la alcaldía, reunieron cada uno a más de un millar de personas. La prensa patronal dio poca cobertura a la movilización sindical, por haberse basado en los números de los que dijeron que participarían en cada movilización en las páginas de Facebook. Sin embargo, La acción sindical no fue organizada en el Internet ni en las redes sociales, sino por medio de los sindicatos mismos, y unos 300 sindicalistas y sus partidarios se movilizaron, coreando consignas durante horas hasta que los racistas se subieron a los camiones que los sacaron de Portland.

Mientras la tensión se intensificaba rumbo al 4 de junio, Willamette Week (31 de mayo) publicó un artículo titulado “Grupos sindicales organizados se comprometen a mostrar su apoyo (y su fuerza) el 4 de junio”. The Oregonian (1º de junio) citó a Ashley Jackson, portavoz de la Iniciativa Sindical de Portland contra los Fascistas: “Cuando se le preguntó con respecto a los llamados del alcalde a favor de que no hubiera violencia, Jackson dijo que ‘no podemos confiar en que la alcaldía o el gobierno pongan alto a esta gente’”. La Radio Pública de Oregon informó el 3 de junio: “Jackson dijo que su grupo pretende ‘impedir que los fascistas conviertan a Portland en un centro de organización de cada vez más violentos ataques racistas contra los inmigrantes’”.

Tras las manifestaciones del domingo, la prensa burguesa se enfocó, como siempre, en la violencia, culpando a los antifas del ataque policíaco. Con respecto a la protesta sindical, The Oregonian informó: “Organizadores sindicales se reunieron en una banqueta de la Tercera Avenida y corearon al otro lado de la calle ‘¡Los inmigrantes llegaron para quedarse! ¡Escoria fascista, lárguense!’”. El Washington Post señaló que los “sindicalistas que portaban cascos y chalecos de seguridad gritaban: ‘¡Racistas! ¡Asesinos! ¡Fascistas fuera de Portland!’”. El Seattle Times señaló: “Entretanto, un grupo llamado ‘Sindicalistas de Portland Contra los Fascistas’ organizó una cuarta manifestación. La protesta se realizó justo al oriente del mitin por la libertad de expresión, con cientos de personas alineadas en una estrecha franja de la calle”.

Los sindicatos que participaron en esta movilización de trabajadores están muy conscientes de que los ataques racistas son usados para dividir y debilitar al movimiento obrero. Como señalaba la convocatoria de la manifestación: “Los fascistas son enemigos mortales de la clase obrera. Aplastarían a los sindicatos para imponer una dictadura ilimitada de los patrones. Por eso, sindicatos locales de Portland y de la región noroeste de Estados Unidos han decidido usar su poder para pararlos”. Mientras tanto, como ocurrió tras los ataques del 11 de septiembre, la histeria que se intensifica es utilizada para incrementar la represión. El Amalgamated Transit Union que representa a trabajadores del sistema TriMet, directamente afectado por los asesinatos del tren ligero MAX, publicó el 31 de mayo una declaración oponiéndose al ominoso plan para colocar policías en los trenes y autobuses. La declaración señala:

“Además de nuestro apoyo a las víctimas y los sobrevivientes, queremos expresar nuestro fuerte rechazo a la reaccionaria propuesta de la administración del sistema TriMet y de otros para incrementar la presencia de policías armados a bordo de nuestro sistema de transporte tras esta horrible tragedia…. La experiencia nos ha enseñado que policías armados a bordo del transporte intimidan al público…”.

El sindicato se pronunció a favor de un “sistema de transporte público desmilitarizado, descriminalizado” y reiteró su posición a favor de que el sistema de transporte sea gratuito.

La movilización del 4 de junio fue el resultado de meses de trabajo. La moción inicial que llamaba a favor de movilizaciones obreras contra los fascistas fue aprobada el 16 de noviembre por el local 10 del Sindicato de Pintores, en respuesta a la explosión de ataques racistas que siguió a la elección una semana antes del republicano Donald Trump como presidente. Esto siguió a la pionera moción aprobada por el mismo local en agosto pasado, en la que se llama a romper con los partidos Demócrata y Republicano y por la construcción de un partido obrero de lucha clasista. Una manta oficial del Sindicato de Pintores (IUPAT) con estas consignas estaba al frente y al centro de la movilización del 4 de junio. Esto subraya que, aunque los fascistas nativistas como el Ku Klux Klan y otros racistas violentos se han envalentonado con el triunfo de Trump, la verdad es que la fuerza policíaca que los respalda, tanto en Portland como en otros lugares, se expandió considerablemente bajo el demócrata Barack Obama.


Class Struggle Workers – Portland presentó resoluciones impulsando la formación de un partido obrero y a favor de una movilización obrera para poner alto a las provocaciones fascistas y racistas. El CSWP también lanzó la iniciativa Sindicalistas de Portland Contra los Fascistas.  (Foto: El Internacionalista)

Las mociones a favor de la acción sindical contra racistas y fascistas y a favor de un partido obrero fueron originalmente presentadas por miembros de Class Struggle Workers – Portland, una tendencia de militantes sindicales que trabaja fraternalmente con el Internationalist Group. El CSWP lanzó también la iniciativa Sindicalistas de Portland Contra los Fascistas a mediados de mayo, instando a los sindicatos a movilizarse para poner alto al mitin racista del 4 de junio, propuesta que fue rápidamente adoptada por sus sindicatos y otros. Esta iniciativa fue publicitada a través del Northwest Oregon Labor Council, aunque la dirección estatal de la AFL-CIO dio la espalda a la movilización.

Doble asesinato racista sacude a Portland hasta los cimientos

La urgencia de la acción sindical en contra de racistas y fascistas se intensificó agudamente tras el asesinato el 26 de mayo de los valientes Ricky Best y Taliesin Myrddin Namkai-Meche, y el casi asesinato de Micah David-Cole Fletcher, a manos de un nazi local, Jeremy Christian. Fueron degollados por ayudar a dos jóvenes afroamericanas, una de las cuales portaba un hiyab (velo islámico), a las que el asesino estaba amenazando. El doble asesinato racista sacudió la petulante imagen que tiene de sí mismos los liberales de Portland. Sin embargo, ésta es la más blanca de las principales ciudades norteamericanas, y en un pasado no muy lejano fue un hervidero de skinheads fascistas. El estado de Oregon fue fundado como una “racista utopía blanca”, en palabras de un analista de la historia negra en el Pacífico Noroeste de EE.UU. Ah[i hubo toda una serie de pueblos enteramente blancos con leyes para mantener fuera de ellos a los negros y a otras poblaciones no blancas (véase “Portland’s dark history of White supremacy”, Guardian (edición EE.UU.), 31 de mayo).

En la tarde del 27 de mayo, una emotiva vigilia reunió a más de mil personas en la estación Hollywood en la que tuvo lugar el asesinato racista. Jackson habló a nombre del CSWP, diciendo que recién regresaba del hospital y que nunca olvidaría cómo vio a Micah mientras lo sacaban del quirófano con una profunda herida de chuchillo en el cuello. Dijo: “El 4 de junio vendrán supremacistas blancos y organizadores fascistas. No podemos permitir que el fascismo se organice en nuestras calles y marche en nuestras calles. ¡Debemos decir ‘no’!” Cuando el alcalde Ted Wheeler tomó la palabra, muchos lo abuchearon. La iniciativa Sindicalistas de Portland Contra los Fascistas y el Colectivo Obrero Antifascista del Pacífico Noroeste distribuyeron cientos de volantes a la multitud.

Mientras Portland se bamboleaba tras el shock ocasionado por los espantosos asesinatos, miles de sus habitantes querían hacer algo para parar los asesinatos. Sin embargo, este esfuerzo fue minado mediante una distracción en la alcaldía organizada por los socialdemócratas de la International Socialist Organization (ISO) junto con diversos liberales en colaboración con las autoridades de la ciudad, que explícitamente se opusieron a confrontar a los fascistas. El alcalde Wheeler, quien también es comisionado de la policía, intentó inicialmente que el gobierno federal prohibiera la realización del mitin racista. Cuando esto fue rechazado, optó en cambio por un enorme despliegue policíaco combinado con el amoroso festival de “unidad contra el odio” en la alcaldía. A pesar de las advertencias de violencia generalizada, cuando se acercaba el mediodía del domingo, se podía ver a muchas personas caminando a lo largo de los puentes hacia el centro de Portland con pancartas hechas a mano para protestar en contra de los racistas.


Cientos de militantes sindicales y sus partidarios en Portland salieron a la calle el 4 de junio para oponerse al mítin de los racistas y facistas. (Foto: El Internacionalista)

En la movilización sindical, los organizadores enfatizaron la importancia vital de la movilización de la enorme fuerza de la clase obrera, coreando “¡Hay que expulsar a los nazis! ¡Los trabajadores de Portland tienen la fuerza!” “¡Portland, es la hora! ¡Poder inmigrante, negro, sindical!” y “¡Estamos aquí para poner alto a los nazis, Portland es una ciudad sindical!” En oposición a la masiva movilización policíaca, los manifestantes gritaron: “¡Pongamos alto al terror fascista! ¡No le rogamos al alcalde, ni a la policía!”  También subrayaron la necesidad de que la clase obrera asuma la lucha contra toda forma de opresión social, coreando “¡Derechos de los musulmanes, derechos sindicales, la misma lucha, la misma batalla! ¡Proletarios del mundo, uníos!” Este mensaje se repitió una y otra vez con respecto a los derechos de los negros, de la mujer, de los homosexuales, de los transexuales, del derecho al aborto y de los derechos de los inmigrantes.

Los cánticos fueron coreados por la multitud y magnificados por el sistema de sonido móvil establecido por los trabajadores sindicalizados. Los manifestantes repitieron los nombres de nuestros mártires Ricky Best y Taliesen Namkai-Meche, Mulugeta Seraw (un estudiante etíope asesinado por supremacistas blancos en Portland en los años 80), Richard Collins (el estudiante negro acuchillado a muerte a manos de un racista en la Universidad de Maryland hace apenas dos semanas, Larnell Bruce (el joven afroamericano arrollado por un supremacista blanco en la cercana localidad de Gresham en agosto pasado), Matthew Shepard (el joven gay torturado hasta la muerte en Wyoming), James Byrd (el hombre negro arrastrado hasta morir por supremacistas blancos en Texas) y Trayvon Martin, asesinado por un justiciero racista en Florida.

Los militantes sindicales con más conciencia de clase repitieron la consigna de “¡Romper con los demócratas! ¡Hay que construir un partido obrero!” y “Recuerden Hiroshima, recuerden Vietnam, Partido Demócrata, sabemos de qué lado estás”. El hecho de que muchos manifestantes no comprendan aún la naturaleza del Partido Demócrata subraya la necesidad de explicar, como hizo un miembro del CSWP en el micrófono, el papel de este partido capitalista en el fomento de la guerra, el racismo y los ataques contra los sindicatos. Entonces, justo cuando la policía se movilizaba para echar a los manifestantes antifa de la plaza Chapman con descargas de granadas aturdidoras y gas lacrimógeno, un portavoz del Grupo Internacionalista declaró:

“Tenemos que saber quiénes son nuestros amigos y quiénes nuestros enemigos. No podemos pedir a la policía que eche a los fascistas. Lo que estamos viendo justo ahora es que la policía está a tacando a cientos de personas que vinieron aquí a decir que los fascistas no tienen nada que hacer en Portland. La gente que convocó una contramanifestación [en la escalinata del ayuntamiento] que no va a intentar a parar a los fascistas, en colaboración con la policía y con el alcalde, está minando la lucha que hace falta.
“Lo que estamos viendo aquí hoy es al estado capitalista en acción. Necesitamos movilizar el poder de nuestra clase, de la clase obrera, para ser capaces de echar a los fascistas, para sacarlos de Portland. La gente que se estaba manifestando allá [en la protesta antifa en la plaza Chapman] está del lado de la clase obrera. Se oponen a los fascistas, y el estado ha protegido a esta escoria racista [en la plaza Schrunk], la misma gente que desencadenó estos asesinatos, el doble asesinato y el casi asesinato de las valientes personas que se pusieron de pie para defender a las mujeres musulmanas.
La policía atacó a los manifestantes antifascistas con granadas de contusón, gas lacrimógeno y cartuchos de goma.
(Foto: Scott Olson/Getty Images)
“Es necesario movilizar el poder de la clase obrera, políticamente –porque estos ataques están dirigidos en contra de los inmigrantes. Trump dice que quiere deportar a 11 millones de inmigrantes. Bajo Obama, los demócratas ya han deportado a entre 5 y 8 millones de inmigrantes.
“Necesitamos organizar el partido de nuestra propia clase, un partido obrero, y tiene que ser internacionalista; tiene que defender a los musulmanes, los negros, las mujeres, y tiene que ser un partido con un programa revolucionario para derribar al sistema capitalista que estamos viendo en acción justo ahora. Necesitamos un partido obrero revolucionario, así como acciones obreras unidas. En los años 1930, Trotsky hizo un llamado a favor de acciones obreras unidas. Eso es lo que necesitamos ahora, y no sólo en contra de los fascistas, sino también en contra de los defensores del estado capitalista”.

Entonces, cuando los fascistas y racistas de la plaza Schrunk, sedientes de sangre, vitoreaban el ataque policíaco contra los antifascistas, coreando “U.S.A., U.S.A.” tras cada explosión o tiro, los manifestantes respondían gritando “¡Fuera fascistas! ¡Fuera fascistas!”

Siniestros fascistas en la plaza Schrunk

Mientras se anunció un “Mítin a favor de Trump y la libertad de expresión”, la plaza fue colmada por neonazis y paleofascistas que tienen sed de genocidio, todo bajo protección policíaca.
(Foto: Natalie Behring/Getty Images)

Seguro que muchos de los que participaron en el “Mitin Trump por la libertad de expresión” eran supremacistas blancos derechistas comunes y corrientes, pero la multitud de desgraciados estaba repleta de neonazis, paleofascistas y milicias. El que convocó el mitin, Joey Gibson de Vancouver, Washington, tiene dos frentes: Patriot Prayer (que también convocó el mitin del 29 de abril, en el que el asesino Jeremy Christian daba saludos nazis y llamaba a “matar musulmanes”) y su milicia, Guerreros por la Libertad, LLC. Entre los hitleristas estaban los del Partido Obrero Tradicionalista con sus pancartas de “Diversidad = Genocidio blanco” e Identidad Evropa, cuyo representante local fue fotografiado dándole la mano a Christian en la marcha del 29 de abril.

Los fascistas que se vanaglorian en las redes sociales, “Based Stickman” (Kyle Chapman del Área de la Bahía de San Francisco), “Based Spartan” (Pat Washington de Seattle) y “Baked Alaska” (Tim Gionet, originalmente de Anchorage) se aparecieron para firmar autógrafos para sus fans de la derecha alternativa y pavonearse ante las cámaras. Pero había también siniestras milicias fascistas “patrióticas”, como los “Oath Keepers” y los “III Percenters” en uniformes verde olivo, que patrullaban la plaza Schrunk el 4 de junio. Estos grupos paramilitares se jactan de contar entre sus filas a muchos policías en activo y ex militares, y los matones con cintas amarillas en sus uniformes improvisados, trabajaban en estrecha colaboración con la policía.

Policías y fascistas van de la mano, literalmente. Aquí, un miliciano “III Percenter” ayuda a la policía detener a un antiracista.
(Foto: Bryan M. Vance/Oregon Public Broadcasting)

Esto está bien documentado con múltiples videos y fotografías. En un caso, un antirracista delgado que se atrevió a entrar a la plaza Schrunk, huye de un miembro de la milicia de los III Percenters que porta casco y es arrojado al suelo por un dirigente de los Guerreros por la Libertad. Los policías de la Fuerza de Respuesta Rápida del Departamento de Seguridad de la Patria (Homeland Security) se mueven para arrestar al antirracista, y el de los III Percenters que lo perseguía toma del cinturón del agente federal una cinta de plástico para esposar al detenido y se la entrega al agente. Esto pasaba al otro lado de la calle de la manifestación de Sindicalistas de Portland Contra los Fascistas y en los videos se puede escuchar a los trabajadores indignados gritando “¡Racistas! ¡Asesinos! ¡Fascistas fuera de Portland!”

Aun así, toda vez que los fascistas estaban considerablemente sobrepasados en número y la plaza en la que se manifestaban estaba rodeada por tres lados, si no hubiera sido por la masiva presencia de la policía y por la distracción montada por liberales e izquierdistas reformistas que organizaron la concentración en la alcaldía en coordinación con el alcalde/jefe de la policía, la provocación racista de supremacistas blancos y amantes de los nazis pudo haber sido detenida. La importante participación de sindicalistas y de sus partidarios el 4 de junio en una acción obrera contra los fascistas, sin precedente en años recientes, muestra el potencial. Ciertamente habrá una próxima vez, pues el decadente sistema capitalista alimenta a las bandas fascistas que intentarán destruir a las organizaciones del movimiento obrero y desencadenar violencia mortífera en contra de todos los oprimidos.

Trotsky sobre la lucha contra el fascismo

Ha habido mucha palabrería en la izquierda que tacha a Trump como fascista. Los maoístas del ultra reformista Partido Comunista Revolucionario (RCP) y su frente liberal RefueseFascism.org, llaman a “echar al régimen fascista de Trump y Pence”. En la práctica, esto significa traer de vuelta a los demócratas. De modo que la etiqueta de “fascista” sirve para justificar la formación de un “frente popular antifascista” con otro sector de la clase dominante capitalista. Pero como escribimos a principios de año, “ser un virulento racista antimexicano, antiárabe, antinegro, un xenófobo, un sexista, un rompesindicatos, un promotor del poder policíaco irrestricto no hace de por sí que Trump sea un fascista”. Señalamos que, en los EE.UU. de hoy, no hay un movimiento fascista de masas, toda vez que la clase dominante no se siente inmediatamente amenazada por una clase obrera radicalizada, lo que se debe principalmente al sabotaje de las luchas que han realizado los falsos dirigentes de la burocracia sindical procapitalista. Aun así, “sí hay verdaderos fascistas que están saliendo de sus agujeros y ven con esperanza los años de Trump” (véase “Donald Trump, la ‘derecha alternativa’ (Alt-Right) y el fascismo” en The Internationalist No. 46, enero-febrero de 2017).

Tanto en los años 1930 como ahora, el crecimiento del fascismo fue y es resultado de la crisis económica capitalista. Desde crac bursátil de 2007-2008, nos encontramos en una depresión económica mundial en curso. A pesar de las mentirosas estadísticas gubernamentales, sigue habiendo decenas de millones de desempleados. Esto ha apuntalado a partidos fascistas como Amanecer Dorado en Grecia y el Frente Nacional en Francia, y ha engendrado nuevas organizaciones fascistas en EE.UU. Como escribió Trotsky con respecto a los nazis hitlerianos en Alemania: “A través de los agentes del fascismo, el capital pone en movimiento a las masas de la pequeña burguesía irritada, a las bandas del lumpenproletariado desclasadas y desmoralizadas, a todos esos innumerables seres humanos a los que el mismo capital financiero ha empujado a la rabia y la desesperación” (¿Y ahora? Problemas vitales del proletariado alemán” [1932]).

Los gobernantes capitalistas recurren a estas bandas terroristas para preservar su amenazado dominio. Que los fascistas no son sólo “grupos periféricos” ni “clubes de pelea” quedó de manifiesto por la reciente declaración de un importante funcionario del Partido Republicano en Portland de que su partido estaba considerando usar milicias “como los Oath Keepers y los III Percenters” como “fuerza de seguridad” para sus eventos públicos, en lugar de confiar en la policía (Guardian [edición EE.UU.], 29 de mayo). Y el hecho de que los recientemente formados grupos fascistas estén montando escuadrones para atacar grupos antifa, como los “Fraternal Order of Alt-Knights” de Chapman, vinculado a los “Proud Boys” o la “DIY Division” que aparecieron portando suásticas en una concentración pro Trump de “Make America Great Again” (MAGA) en el condado Orange en California en marzo pasado, subraya que se están preparando para violentas peleas callejeras y, a final de cuentas, para una guerra civil.

Los fascistas utilizan a sectores vulnerables como chivos expiatorios. En Alemania, los nazis demonizaron a los judíos como el “enemigo interno”. En EE.UU. hoy, su principal blanco lo constituyen los musulmanes, inmigrantes y afroamericanos. Son mortalmente peligrosos. En noviembre de 2015, un miembro de los III Percenters, mató a tiros a cinco personas en un campamento de Black Lives Matter en Minneapolis que protestaban en contra del asesinato policíaco de Jamar Clark. Esto subraya la necesidad de que los militantes clasistas redoblen sus esfuerzos para organizar efectivas movilizaciones obreras para echar a los matones de la ultraderecha fascista y racista. Cuando los nazi-fascistas amenazaban con tomar el poder en Alemania, el revolucionario bolchevique León Trotsky hizo un llamado urgente a comunistas, socialistas y sindicatos a unirse en acciones de frente unido para poner alto a esos asesinos que pretendían aplastar todos los derechos y conquistas logrados por el movimiento obrero y, con ellos, hasta los últimos vestigios de la democracia burguesa.

Permanente Revolution, el periódico de los trotskistas alemanes, en febrero de 1933, justo después de la toma de poder por Hitler. El título dice:  “¡Comienza el teror! Hay que actuar ahora con un frente  unido.”

Trágicamente, estas advertencias fueron desoídas, y Hitler tomó el poder en 1933, con el voto del parlamento, y sin resistencia alguna por parte de estalinistas y socialdemócratas. En los años siguientes, mientras que las provocaciones de fascistas y otros ultraderechistas aparecían en Francia, Trotsky escribió insistentemente que, para enfrentar a las bandas fascistas, “lo que se necesita es una milicia obrera” (L.D. Trotsky, ¿A dónde va Francia? [1934]). Y añadió: “La milicia no resuelve la cuestión por si misma. Hace falta una política correcta”. Ello requiere, sobre todo, la dirección de un partido obrero revolucionario que cuente con un programa para acabar con el sistema capitalista que alimenta y emplea a los fascistas.

Sin embargo, la política de los estalinistas y socialdemócratas fue, en cambio, formar “frentes populares antifascistas” que encadenaban a los trabajadores a partidos burgueses supuestamente “democráticos” y que sirvieron en todos lados como dique para impedir la revolución, lo que condujo a sangrientas derrotas a manos de fascistas y militaristas, desde España y Francia en los años 1930, hasta Chile en los 1970. En una escala mucho menor, esto es lo que representaba el mitin en la alcaldía de Portland el 4 de junio: una alianza con el alcalde del Partido Demócrata en contra del intento de parar a los fascistas.

Trotsky escribió en el Programa de Transición (1938), el documento de fundación de la IV Internacional, que “Los ‘Frentes Populares’ por una parte, el fascismo por otra, son los últimos recursos políticos del imperialismo en la lucha contra la revolución proletaria”. Y añadió:

“La lucha contra el fascismo no se inicia en la redacción de una hoja liberal, sino en la fábrica y termina en la calle. Los elementos amarillos y los gendarmes privados en las fábricas son las células fundamentales del ejército del fascismo. Los piquetes de huelgas son las células fundamentales del ejército del proletariado. Por allí es necesario empezar. Es preciso inscribir esta consigna en el programa del ala revolucionaria de los sindicatos.”

No son éstas meras palabras en el papel. Los trotskistas en Minneapolis, que a la cabeza del local de los Teamsters [sindicato de los choferes de camiones] libraron una exitosa huelga general en 1934, formaron una guardia sindical de defensa que corrió a los Camisas Plateadas, una banda fascista patrocinada por los magnates patronales, de la ciudad. (Unos años más tarde, en 1940, el gobierno encarceló a los dirigentes de los Teamsters de Minneapolis con acusaciones inventadas por haber organizado las guardias de defensa; un año después, encarceló a los dirigentes trotskistas por su oposición revolucionaria a la Segunda Guerra Mundial.)


Amenazados por los fascistas de las Camisas Plateadas, en agosto de 1938 los camioneros de Minneapolis, bajo dirección trotskista, formaron una guardia sindical de defensa (arriba) que logró expulsar a los fascistas de la ciudad. Posteriormente, el gobierno norteamericano encarceló a los dirigentes sindicales y trotskistas por “sedición” debido a su oposición revolucionaria a la 2a. Guerra Mundial de los imperialistas.  (Foto: Monad Press)

Sólo el poder obrero podrá aplastar a los fascistas

Hoy, tras la elección de Donald Trump, una nueva generación de fascistas está levantando la cabeza. Aún son pocos, y pueden ser aplastados. Pero meras cantidades de oponentes no son suficientes. Mientras que los sindicatos y las organizaciones de negros, mujeres, homosexuales e inmigrantes sigan atados al Partido Demócrata, no podrán derrotar a los fascistas, pues los violentos partidarios de Trump tienen los mismos intereses de clase que Obama, Clinton y Bernie Sanders: todos defienden al capitalismo. Al escribir en vísperas de las elecciones de noviembre, llamamos a formar un partido obrero revolucionario de dura lucha de clases, incluyendo la formación de “guardias obreras de defensa para derrotar a los esquiroles y las bandas fascistas” (“Las elecciones del carajo: quienquiera que gane, perdemos” en The Internationalist No. 45, septiembre-octubre de 2016).

El Grupo Internacionalista ha continuado la lucha por la movilización obrera contra los fascistas, así como por la construcción de guardias de defensa obrera. En nuestro artículo escrito un día después de las elecciones, advertimos: “Dado que violentas fuerzas racistas y hasta abiertamente fascistas se han envalentonado con la victoria de Trump, los musulmanes e inmigrantes de Medio Oriente en particular pueden ser blanco para ataques. Militantes con conciencia de clase deben iniciar ahora el esfuerzo de formar guardias obreras de defensa basadas en las organizaciones de masas de la clase obrera y los oprimidos, para contrarrestar esta amenaza” (“Shock electoral postraumático: para derrotar a Trump … y a los demócratas, ¡Luchar por la revolución obrera!” en The Internationalist No. 46, enero-febrero de 2017).

Como en el caso de los trotskistas en los años 1930, nuestro programa revolucionario no es retórica vacía sino una guía para la acción. En la costa del Pacífico Noroeste de EE.UU., cuando empezaron a circular informes de que grupos fascistas como el Ku Klux Klan urdían planes para realizar movilizaciones racistas, miembros de Class Struggle Workers – Portland presentaron una resolución aprobada por el Local 10 del sindicato de pintores para movilizarse en contra de las provocaciones del KKK y otras fuerzas racistas. Como escribimos a principios de este año: “Los revolucionarios deben intentar organizar movilizaciones de masas enfocadas en la clase obrera para aplastar a los provocadores fascistas cuando pretendan realizar incursiones en centros urbanos de la multirracial clase obrera”. La acción sindical del 4 de junio es producto de ese esfuerzo. Como señalamos entonces: “En el contexto de una movilización así, el servicio de seguridad de la manifestación podría convertirse en el núcleo de guardias de defensa basadas en los sindicatos que puedan dispersar efectivamente a los linchadores y a la escoria nazi” (“Donald Trump, la ‘derecha alternativa’ [Alt-Right] y el fascismo”).

La movilización del 4 de junio fue un importante logro de los trabajadores con conciencia de clase en Portland, y demuestra que la movilización proletaria es posible, ganando autoridad política y haciendo realidad el programa presentado por el Grupo Internacionalista de movilización de la clase obrera en contra de los racistas. Esta movilización debe alentar a los trabajadores y a quienes se oponen a los racistas y antiinmigrantes a movilizarse en todo Estados Unidos y en otros países. Como la primera movilización de importancia en contra de los fascistas en EE.UU. realizada en décadas, establece el punto de partida para la construcción de guardias obreras de defensa en contra de las bandas de supremacistas blancos. Y como subrayaban las mantas del CSWP y del sindicato de pintores, para desencadenar el poder de la clase obrera es esencial romper con demócratas y republicanos y construir un partido obrero clasista.

El 4 de junio es únicamente un comienzo. Nos basamos en nuestra experiencia colectiva pasada en la organización de una movilización para poner alto a los fascistas en EE.UU. en los años 1980 y para defender inmigrantes en contra de amenazas nazis en Alemania a principios de los años 1990. También aprendimos en el curso de la intensa actividad de las últimas dos semanas. Un desafío fundamental en las luchas venideras será el de expandir considerablemente el núcleo de guardias provenientes de diversos sindicatos y el emprender el entrenamiento sistemático. Construir una defensa obrera organizada será crucial no sólo contra los fascistas, sino también en la lucha para detener las deportaciones de inmigrantes, así como para defender musulmanes, negros, latinos, mujeres, gays y lesbianas en contra de las fuerzas que escupieron su veneno en la plaza Schrunk el domingo.

Sobre todo, es necesario librar lar lucha política vital en contra de la burocracia sindical y los falsos dirigentes reformistas que pretenden atar a los trabajadores al Partido Demócrata y que confían en que será la mismísima policía que protege a los fascistas y arresta a los antifascistas, y forjar un partido obrero revolucionario que dirija la revolución socialista que es lo único que puede acabar con el flagelo del fascismo, de una vez por todas. El bienestar, la seguridad y la vida misma de los trabajadores y los oprimidos en Portland y en otros lugares depende de librar exitosamente y en ganar esta fundamental batalla de clase. ■


La movilización obrera se mantuvo firme por más de seis horas, hasta después de la salida del último fascista.
(Foto: El Internacionalista)