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junio de 2010  

Tras la ley racista de Arizona, la Patrulla Fronteriza de Obama mata a mexicanos

Sangre en la frontera


Marcha de protesta en San Diego, el 3 de junio, por la muerte de Anastasio
Hernández Rojas, asesinado por la Patrulla Fronteriza el 28 de mayo.

(Foto: Alexandra Mendoza/Diario San Diego)


¡Abajo demócratas y republicanos – partidos capitalistas de la guerra y la represión racista!
¡Forjar un partido obrero revolucionario!


SAN DIEGO/TIJUANA, 10 de junio – Estados Unidos, bajo la administración del demócrata Barack Obama, vive actualmente una escalada de violencia xenófoba y racista. Los últimos días han sido particularmente sangrientos, ya que los criminales agentes de la Patrulla Fronteriza no sólo siguen cumpliendo su “trabajo” rutinario de deportaciones y vejaciones de trabajadores migrantes –así como con los asesinatos bajo el cobijo de la oscuridad de la noche– sino que ahora han llegado incluso al punto de asesinar a sangre fría frente a centenares de testigos, sabiéndose impunes por actuar bajo las órdenes y protección de las altas esferas del gobierno estadounidense.

Estos crímenes no son accidentes, sino que forman parte de una política consciente de represión racista que busca chivos expiatorios, ejemplificada en la legalización de la xenofobia y el uso policial del perfil racial, por medio de  la Ley 1070 de Arizona. Dicha ley promueve la persecución  de toda persona que “parezca ilegal” (¿nativos de este continente, mexicanos?). Ahora se busca implementar leyes como ésta en otros estados, como Texas, Colorado y hasta en estados del norte de EE.UU. como Massachusetts y Pensilvania. Todo  esto en el contexto de la crisis mundial del sistema capitalista, y de las guerras imperialistas de Afganistán e Irak, donde se identifica a los inmigrantes como el “enemigo interno”. ¿Qué será cuando arriben a la frontera los miles de tropas de la Guardia Nacional que vienen directamente de asesinar a hombres, mujeres y niños en el Medio Oriente?

El 7 de junio en Ciudad Juárez, Chihuahua, los agentes de la Patrulla Fronteriza violaron una vez más el territorio mexicano y dispararon contra un grupo de jóvenes, asesinando a Adrián Hernández de 14 años, con un tiro en la cabeza. Este joven no era un migrante, ni mucho menos un “coyote”, sino un ejemplar estudiante mexicano asesinado cobardemente dentro de su país. El absurdo intento de justificación hecho por los voceros de estos homicidas –de que los jóvenes estaban lanzando piedras, con fuerza “potencialmente letal” (¡!)– fue claramente desmentido y evidenciado por los videos tomados por testigos, ya que revelan que Adrián buscaba protegerse y correr para evitar los disparos del psicópata uniformado.

Sólo unos días antes, el pasado 28 de mayo, en vísperas de una marcha en Phoenix, Arizona en contra de la nueva ley racista, el trabajador de la construcción Anastasio Hernández Rojas de 42 años de edad,  quien había vivido con su familia en el condado de San Diego, California, por casi 30 años, fue asesinado a golpes por unos 20 agentes de la Patrulla Fronteriza y del ICE (policía migratoria) cuando iba a ser deportado por la Garita de San Diego/Tijuana. Los videos tomados por algunos de los testigos, muestran como Anastasio fue golpeado y electrocutado por los agentes durante varios minutos, con un salvajismo feroz, mientras gritaba clamando por piedad y ayuda, hasta que se desmayó para no volver nunca a recuperar la conciencia. Este video da la prueba que la Patrulla Fronteriza está llena de sádicos asesinos.

El jueves 3 de junio, simpatizantes y activistas del Grupo Internacionalista y la Liga por la IV Internacional (LIVI), participamos en protestas convocadas por los familiares y compañeros de Anastasio Hernández, en la Garita de San Diego/Tijuana, donde  se pudo sentir el dolor que los embarga, incluido el de sus cinco hijos que han quedado en la orfandad, inconsolables. Esta frontera verdaderamente es una herida abierta. Pero este dolor se transforma en odio cuando vemos que los mismos homicidas de Anastasio –que se encuentran en descanso con goce de sueldo mientras se realizan las “investigaciones” que los absolverán– rodean la marcha con una mueca cínica y burlona, al recibir los gritos y denuncias de: “¡Asesinos, asesinos!”

Los recientes asesinatos se encuentran en boca de todos en la zona de San Diego/Tijuana, en las escuelas, centros de trabajo y en las calles; los medios de comunicación esta vez no han escondido la información. Pero esto no debe quedar en simples gruñidos de indignación pasajera frente al televisor, o traducirse en los llamados escuchados en las manifestaciones de “Obama, escucha estamos en la lucha”, rogando al comandante en jefe del imperialismo asesino que enarbole la bandera de una “reforma migratoria” que nunca llegará. Mientras Obama critica la Ley 1070, sus esbirros matan en la frontera. Su secretaria de Seguridad de la Patria, Janet Napolitano, es tristemente célebre por haber pedido cuando era gobernadora de Arizona la militarización de la frontera.

No menos absurdas son las peticiones al gobierno mexicano, cuyos efectivos de la Marina nos apuntaban con sus ametralladoras y lanzagranadas mientras protestábamos, y que atestiguaron con sumisión cobarde los asesinatos de Anastasio y de Adrián. Las pías declaraciones del gobierno mexicano en defensa de los migrantes se ven contradichas todos los días por sus acciones. Un caso notorio es el del Grupo Beta, la policía del Instituto Nacional de Migración, que bajo la guisa de “proteger los derechos humanos de los migrantes”, arresta y deporta diariamente a migrantes centroamericanos. Ahora la prensa norteamericana informa que “en un operativo políticamente delicado en la frontera entre Arizona y México, agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense y policías federales mexicanos están entrenándose juntos, compartiendo información y coordinando patrullas por primera vez” en operaciones conjuntas que “podrían conducir a la creación de una fuerza mexicana homóloga a la Patrulla Fronteriza” (Los Angeles Times, 17 de febrero).

El presidente mexicano Felipe Calderón Hinojosa es un esclavo servil del imperialismo norteamericano, un instrumento para mantener a México en un estado semicolonial. Su envío de unidades militares y de la Policía Federal a la Ciudad Juárez ha sido objetado por casi la población entera, que ahora sufre el acoso tanto de los “cárteles” de narcotraficantes como de las fuerzas federales. La última “hazaña” de este presidente al que le gusta ponerse gorra militar consistió en enviar a sus militares en uniformes de la PF para aplastar la heroica huelga minera en Cananea, Sonora, antes de irse de viaje a Sudáfrica para presenciar el mundial de fútbol. Es una ilusión ingenua (y hasta suicida) pensar que el gobierno y los perros guardianes del capitalismo mexicano van a ayudar a los trabajadores.

Esto no va a parar aquí sino que va empeorar si no actuamos: es hora de luchar y movilizar la fuerza de la clase obrera en ambos lados de la frontera para defender a nuestros hermanos migrantes, para defendernos a nosotros mismos de la destrucción a la cual nos condena el capitalismo. Como llamamos en nuestro artículo “Guerra contra Irak, inmigrantes bajo ataque” (The Internationalist suplemento, marzo del 2007), hay que “¡Movilizar la fuerza sindical para defender a los trabajadores inmigrantes!”. Agregamos: “Lo más urgente ahora es crear un partido obrero revolucionario multiétnico y multirracial que pueda organizar y dirigir la revolución obrera, lo único que puede garantizar una verdadera igualdad y libertad para todos los explotados y oprimidos”. Ahora más que nunca las opciones son, revolución socialista o barbarie.


Para contactar el Grupo Internacionalista y la Liga por la IV Internacional, escribe a: internationalistgroup@msn.com

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