Para ganar, ¡hay que darle duro a la patronal!


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(November 2011). 
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(December 2008). 
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(May 2008)

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  noviembre de 2015

Con votación arrolladora se gana la sindicalización

¡V-I-C-T-O-R-I-A!

Almacenistas de B&H logran triunfo histórico para el movimiento obrero y los derechos de los inmigrantes


Trabajadores almacenistas y sus partidarios se manifiestan frente a la tienda de B&H Photo en el centro de Nueva York, el 1° de noviembre. La muchedumbre coreó,  “¡El 4 de noviembre, vamos a ganar!” De hecho, el 4 de noviembre, los trabajadores de B&H workers ganaron la certificación sindical por un voto de 200 contra 88. 
(Foto: El Internacionalista) 

Cientos de trabajadores almacenistas inmigrantes en Brooklyn, Nueva York, lograron una victoria histórica el 4 de noviembre, cuando su campaña de sindicalización –que llevaba un año en curso– consiguió una votación arrolladora en la conocida empresa de equipo profesional de fotografía y video B&H. Los días 11 y 18 de octubre y 1º de noviembre, los trabajadores realizaron animadas manifestaciones afuera de la tienda de la empresa en la calle 34 en Manhattan. Y entonces llegó el día decisivo. Mucho antes del amanecer del día 4, los trabajadores se concentraron en las cercanías de los almacenes de la compañía en los Navy Yards y en la avenida Evergreen.

“Hoy vamos a ganar”, decían los trabajadores una y otra vez, con una mezcla de determinación y júbilo mientras tomaban café y pan que habían llevado sus partidarios, asegurándose de que todos se presentaran a la votación para la certificación sindical, que se llevaría a cabo en estos dos lugares de trabajo. Cuando abrieron las casillas a las 6:30 a.m., los trabajadores marcharon en destacamentos hacia los sitios de votación, coreando “¿Qué queremos? ¡Unión! ¿Cuándo? ¡Ahora!” Para los activistas del movimiento obrero y defensores de los derechos de los inmigrantes, fue una mañana para recordar.

“Vamos a conseguir 200 votos”, aseguraba el organizador Mahoma López del Laundry Workers Center (LWC), esto como reflejo del carácter intensivo y sistemático que tuvo la campaña de organización. López es el dirigente de los trabajadores de la panadería Hot and Crusty, cuya exitosa campaña de sindicalización de 2012 inspiró la campaña de los trabajadores de los almacenes de B&H Photo, que fue encabezada por el LWC junto con el sindicato United Steelworkers (USW). (Véase “¡Victoria a la lucha de los trabajadores de B&H Photo!”, 19 de octubre http://www.internationalist.org/victoriatrabajadoresdeBHphoto1015.html.)

Poco después del mediodía, mientras que organizadores y simpatizantes esperaban con impaciencia en los alrededores a que se anunciaran los resultados del recuento, llegaron las noticias: el voto a favor del sindicato había ganado con un aplastante 200 contra 88, con una participación de aproximadamente el 80 por ciento del personal. Dentro del almacén, los trabajadores hicieron correr la voz de departamento a departamento. Los jefes estaban desconsolados –“tenían las cabezas gachas”, comentaron varios trabajadores– en tanto que algunos “felicitaron” a los trabajadores por su victoria en tono burlón, pero también en reconocimiento del indiscutible hecho.

Cuando se reunieron después del trabajo esa misma tarde, los trabajadores expresaron su orgullo por haber desafiado con éxito una compañía que ha usado todos los trucos del manual antisindical para intentar intimidarlos, silenciarlos y desgastarlos. Dos días antes de la votación, la compañía realizó una rifa y anunció la celebración de una fiesta para los trabajadores, pero ésta fue cancelada cuando casi nadie asistió. “Mostramos lo que se puede hacer”, dijeron los trabajadores. Sobre todo, hubo determinación para mantener la solidez de su unidad y organización –que fueron fundamentales para ganar la votación para el reconocimiento sindical– en la próxima batalla: conseguir un contrato colectivo. Arturo Archila, organizador principal por la USW, les dijo: “Hoy es su día, su victoria. Ahora ustedes van a determinar las demandas en la lucha por el contrato.”

Dos noches después, cientos de trabajadores y sus familias, junto con organizadores y grupos solidarios, abarrotaron un salón de reuniones en Brooklyn en una animada celebración de la victoria. Los hijos de los trabajadores perseguían globos, mientras las luces estroboscópicas centelleaban y la pista de baile estaba repleta. Se hizo playeras con los eslóganes “Arriba trabajador, abajo explotador” y “Unión, fuerza, solidaridad”, que fueron frecuentemente coreados en las manifestaciones.

Arriba: Cientos de trabajadores de B&H, sus familias, organizadores y partidarios celebraron el triunfo en una fiesta en la noche del 6 de noviembre. Abajo: con los dirigentes de los trabajadores en la tarima, uno de ellos, Jorge Lora, lee un poema que escribió sobre la lucha.
(Fotos: El Internacionalista)

El programa formal de la noche comenzó con un reconocimiento para el grupo de dirigentes elegidos que fue un factor fundamental para la victoria. Los trabajadores expresaron su aprecio por el papel jugado el LWC al orientar la lucha, así como para el dedicado equipo de abogados, que jugaron un papel clave al bloquear uno a uno los sucios trucos de la compañía, así como a quienes apoyaron la lucha. El hecho de que el sindicato United Steelworkers respaldó a los trabajadores, convirtiéndose en su representante para la negociación de un contrato colectivo, fue citado como una parte clave de la campaña. Un momento memorable de la velada ocurrió cuando el almacenista Jorge Lora leyó un poema que escribió, que dice en parte:

“Ya hace más de un año, el día yo ni me acuerdo, un grupo de trabajadores decidieron tumbar un imperio. Eran sometidos a maltrato, irrespecto y discriminación, el grupo de trabajadores que venían de distinta nación....  Y todos estamos contentos con el resultado de la votación.... Ahora es que empezamos la lucha para el contrato ganar.... Y esto después va a continuar.”

Ya habíamos señalado previamente que la victoriosa lucha de la panadería Hot and Crusty en Manhattan inspiró la de B&H. Ahora la victoria de B&H inspirará otras, entre la clase obrera de Nueva York, con su gran contingente de inmigrantes, como señaló el camarada Antonio, portavoz del Grupo Internacionalista, durante la celebración del 6 de noviembre. “Es un ejemplo para todos los inmigrantes y también para los trabajadores nacidos aquí”, dijo. Hay “medio millón de inmigrantes indocumentados en Nueva York”, señaló. Al menos 150 mil mexicanos viven aquí, en su gran mayoría trabajadores, junto con “ecuatorianos, guatemaltecos y dominicanos así como africanos, haitianos, chinos, bangladeshis, paquistaníes y muchos más que compartimos la explotación con los trabajadores negros, latinos, asiáticos y blancos nacidos en este país”.

“Así que la lucha de ustedes va a inspirar a muchos más trabajadores en esta ciudad y tenemos que prepararnos para eso”, continuó, y para la siguiente fase de esta lucha. Ganar un sindicato es un primer paso crucial. En la lucha por el contrato, será esencial movilizar la fuerza independiente de los trabajadores como clase, con apoyo activo por parte del resto del movimiento obrero de Nueva York (transporte, comunicaciones, construcción, educación y otros sindicalistas) y defensores de los derechos de los inmigrantes. Así también, es fundamental recordar la lección de luchas como la de Hot and Crusty, de que “jugar con reglas del patrón es segura perdición”. Para ganar, los trabajadores deben basarse en su propio poder de clase, no en las instituciones, medios y políticos del sistema capitalista.

“¡Unión, fuerza, solidaridad!”

Una empresa lucrativa y de alto perfil, conocida en toda la industria de la fotografía y el video, lo que hace B&H tras bambalinas trae a la mente los talleres del sudor y el cruel desdén por la seguridad de los trabajadores que llevó al “levantamiento de los 20 mil” trabajadoras de la industria del vestido –principalmente mujeres y adolescentes inmigrantes judías e italianas– en la ciudad de Nueva York, dos años antes del tristemente célebre incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist de 1911.

Rosanna Rodríguez, organizadora del Laundry Workers Center, habla en el mitin frente a la tienda de B&H, el día 1° de noviembre. A la izquierda, Raúl Pedraza, dirigente de los trabajadores de B&H; a la derecha, Diego Apaza, activista del LWC.  (Foto: El Internacioinalista)

Frente a un oponente de línea dura tal como la gerencia de B&H, enfatizó la organizadora del LWC Rosanna Rodríguez, la victoria de los trabajadores ha exigido valor y trabajo duro, “un año de organización y mucho sacrificio”. Esta preparación, junto con las lecciones que los trabajadores extrajeron de los intentos que realizaron durante años para resistir en contra de los abusos de los patrones, han rendido frutos de gran importancia. “Los trabajadores de B&H han mostrado un nivel de organización, disciplina y determinación que he visto raras veces a lo largo de mis muchas décadas en el movimiento obrero, dijo un veterano activista de las luchas obreras a El Internacionalista.

Tres semanas antes de votar la sindicalización de los almacenes de B&H, los trabajadores mostraron el poder de su solidaridad y determinación cuando la administración y “consultores” antisindicales amenazaron a los trabajadores con un despido en masa en las instalaciones de los Navy Yards en represalia por haberse rehusado a firmar documentos antisindicato. Al enterarse de la provocación de los patrones, los trabajadores del almacén de la avenida Evergreen pararon de inmediato labores en una protesta de solidaridad que puso a los patrones contra las cuerdas, obligándolos a retractarse de sus amenazas de despido y a “disculparse” por este “error”.

Habiendo contratado al infame bufete legal Jackson Lewis, conocido por sus maniobras para impedir la formación de sindicatos, la compañía siguió el manual antisindical, pero cada triquiñuela les resultó inútil, pues los trabajadores confirmaron una y otra vez las predicciones que hicieron los organizadores sindicales con respecto a las jugarretas que vendrían. Los trabajadores respondieron al intento de los propietarios de intimidarlos con una numerosa y animada marcha frente a la tienda ubicada en el centro de Manhattan tres días después de la amenaza de despido en masa, coreando “¡El jueves mostramos que no tenemos miedo!” y “¡Unión, fuerza, solidaridad!”

Los trabajadores cuya voz e individualidad son sofocadas en el molino diario de la explotación –en que los patrones que los “tratan como animales” y los ven como poco más que bestias de carga, como varios comentaron– se dieron cuenta de qué es lo que pueden hacer en el curso de una lucha colectiva “por nuestra dignidad y nuestros derechos”. La lucha despertó una enorme creatividad, por ejemplo cuando los trabajadores pintaron sus consignas en cajas para llevar en alto a las marchas de protesta. Subían y bajaban las cajas con consignas mientras coreaban “Arriba trabajador, abajo explotador”.

Otra consigna coreada con mucho sentimiento fue la de “Uno, dos tres, queremos nuestros breaks”. El break es un descanso, y muchos habían estado trabajando 58 horas a la semana, o más, con apenas una breve pausa para comer. En el mitin del 1º de noviembre frente a la tienda de B&H hubo una votación simbólica. Al depositar su voto, cada uno declaraba sus razones para votar “sí” a la sindicalización: “seguridad en el trabajo”, “no más discriminación”, “mejor salario”, “respeto”, “dignidad”, “por mis hijos” y “Estoy votando por el futuro”, fueron algunas de las muchas respuestas.

En este bastión sindical que es Nueva York, la notoria valentía de los almacenistas de B&H despertó para ellos apoyo de parte de muchos sectores. Más de un millar de fotógrafos y artistas firmaron una petición para respaldar su causa. Para estudiantes de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) que los Clubes Internacionalistas de CUNY trajeron a las protestas y para apoyar las actividades de los trabajadores, la experiencia “ha representado un increíble aprendizaje”, como dijo una joven activista, “puesto que lo que leemos y estudiamos en nuestros círculos de estudio marxistas cobró vida aquí, y somos parte de esto”.

(Arriba) El Grupo Internacionalista y los Clubes Internacionalistas en la protesta del 1° de noviembre. (Derecha) En la fiesta de la victoria, los internacionalistas junto con dirigentes sindicales y activistas interpretaron canciones sobre la lucha de los trabajadores de B&H.
(Fotos: El Internacionalista)

En la celebración del 6 de noviembre, los internaciona-listas y otros cantaron dos canciones escritas por un camarada una noche antes de la histórica votación para la sindicalización. Uno de los coros dice: “Es la hora de decisiones, los obreros no somos reos, almacenes no son prisiones”. Otra canción se burla de la rifa organizada por los patrones y declara: “No nos dejamos comprar con trucos del patrón”.

A escala nacional se ha dedicado mucha atención en los medios de comunicación a las protestas y “huelgas” en compañías tristemente célebres por sus bajos salarios, incluidos restaurantes de comida rápida como McDonald’s, y grandes tiendas como Walmart. Pero de hecho, muy pocos trabajadores en esos lugares de trabajo han ido efectivamente a huelga, por temor a que de hacerlo serían inmediatamente despedidos, y se trata de acciones tipo espectáculo dirigidas por burócratas sindicales, orientadas a los medios de comunicación y con frecuencia para servir de plataforma a políticos del Partido Demócrata. Un verdadero intento de sindicalizar a los trabajadores de bajos salarios exige un sistemático esfuerzo de organización para movilizar a las bases con independencia de los partidos patronales. Esto es lo que muestran las victorias de Hot and Crusty y B&H.

La conciencia y la organización de los trabajadores seguirán siendo cruciales en la lucha para conseguir un contrato sindical que incorpore avances significativos para los trabajadores en una compañía en la que “los almacenes parecen cárceles”. Continuar y profundizar las actividades de educación obrera que ya están en curso será de importancia fundamental en el período que sigue. También será vital establecer un comité de mujeres vinculado a la unión (debido a la discriminatoria política de contrataciones de la compañía, todos los almacenistas son varones) para integrar completamente en la lucha a las esposas y compañeras de los trabajadores en una situación en la que esta cuestión puede ser clave para la victoria o la derrota, como lo han mostrado muchas batallas de clase en el pasado.

Por medio de su intensa campaña a lo largo del año pasado y de la resultante victoria sindical, los trabajadores de B&H pueden ser la chispa para luchas, que ellos pueden ayudar a dirigir, de toda la clase obrera en el área de Nueva York. Están emergiendo nuevos organizadores en el curso de la batalla. El enorme potencial para una ofensiva obrera en contra de la intolerable desigualdad, la discriminación y la represión racista exige una dirección clasista a la altura del desafío, empeñada en llevar a la victoria la lucha de los trabajadores contra todo el sistema capitalista de despiadada explotación. La victoria de los trabajadores de B&H será inspiración y ejemplo para todos los que quieren que esto ocurra.

¡Luchar, vencer, obreros al poder!