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junio de 2010 Ante
la toma policíaca de la mina y el despido de los electricistas
del SME Mineros de Cananea piden: ¡huelga nacional!
![]() Algunos de los cientos de policías y militares que participaron en el desalojo de los huelguistas en la mina de Cananea en la noche del 6 de junio. Detuvieron a cinco mineros. (Foto: Reuters) 10 de JUNIO – Al cobijo de la noche, más de dos mil elementos
de la Policía
Federal y de la policía estatal de Sonora tomaron por asalto
este domingo la
mina de Cananea, ocupada por los trabajadores durante casi tres
años de huelga.
Los federales entraron furtivamente desde la parte trasera de la mina,
mientras
centenares de policías hostigaban a los trabajadores frente a la
sede de la
sección 65 del Sindicato Minero. A su paso, lanzaron granadas de
gas
lacrimógeno, afectando a muchas mujeres y niños. La gente
respondió arrojando
piedras a los federales, quienes comenzaron a detonar sus armas largas
al mismo
tiempo que gritaban groserías para intimidar, según el
informe de un reportero
de Radio Bemba de Hermosillo.
De este modo, el gobierno
federal finalmente llevó a cabo su
amenaza de “liberar” la mina para entregarla a sus “propietarios” del
infame Grupo
México de Germán Larrea, quien la recibió como
botín de su compinche, el
nefasto Carlos Salinas de Gortari. De manera casi simultánea,
fuerzas
policíacas del estado de Coahuila desalojaron a los familiares
de los mineros
muertos en Pasta de Conchos de la boca de la mina, anunciando que en
definitiva
no van a rescatar los restos de los 65 obreros ahí sepultados. Llama la atención que la
invasión policíaca se llevó a cabo
en la noche del 104 aniversario de la vuelta al trabajo tras la
represión de la
histórica huelga de Cananea de 1906. Realizada por un gobierno
que busca
erradicar todo rastro de la Revolución Mexicana, de la que la
huelga de Cananea
fue uno de los detonantes, esta coincidencia no puede ser casual.
Calderón y
sus tecnócratas buscan poner a los trabajadores bajo la
férula del capital tal
como hicieron Porfirio Díaz y sus “científicos”. La
invasión policíaca de la
mina de Cananea también reproduce la operación con que
las fuerzas federales
tomaron las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro en octubre pasado.
Este nuevo episodio en los
ataques gubernamentales contra el
proletariado ha despertado de inmediato la ira de trabajadores en
Sonora y el
resto del país. El Consejo Sindical Permanente, formado por
diversos gremios
sonorenses, se pronunció por el retiro de las fuerzas
policíacas de Cananea. El
secretario del sindicato de profesores de la Unison, Sergio Barraza,
dejó ver
la posibilidad de emprender una huelga universitaria para protestar
contra la
arremetida patronal. Aún más contundente sería
unir la lucha de los mineros de
Cananea con la de los trabajadores de las plantas proveedoras de la
Ford
Hermosillo (como IRMI, Magna y Lear Corporation), en plena
efervescencia por
los despidos de trabajadores que luchan por la formación de un
verdadero
sindicato y que son hostigados por las
policías estatal y municipal. En la asamblea de la
Sección 65 del Sindicato Nacional de
Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la
República Mexicana
(SNTMMSRM), el dirigente Sergio Tolano aseguró que “que los
trabajadores
recuperarán la mina ‘a como dé lugar’; y anunció
que organizarán un paro
nacional, así como bloqueos de puertos y carreteras en el
país” según consigna
una nota en la página de internet de Proceso
(8 de junio). Correcto: esto es precisamente lo que se necesita para
librar una
lucha que pueda derrotar al gobierno del usurpador Felipe
Calderón. No obstante, el accionar del
sindicato minero-metalúrgico,
tanto al nivel estatal como al nacional, se enfoca a la búsqueda
de apoyo entre
legisladores, particularmente del Partido de la Revolución
Democrática y hasta
del Revolucionario Institucional. Los políticos burgueses
podrán recitar
sonoros discursos, pedir que se declare ilegal la toma de la mina por
la PFP,
etcétera, pero se trata de puro teatro. Estos politiqueros
capitalistas jamás
van a llevar a la victoria la lucha de los trabajadores: corresponde a
la clase
obrera misma asestar un nocaut a la patronal. Desde el comienzo de la huelga
de Cananea, el Grupo
Internacionalista ha llamado por una huelga minera nacional para que
estos
aguerridos luchadores obreros no tengan que enfrentar aislados a los
capitalistas. Un artículo que publicamos durante un intento
previo de la PFP de
retomar la mina, lleva el título de “Cananea no debe estar sola:
¡Huelga minera
nacional!” (suplemento de El
Internacionalista, febrero de 2008). Los
mineros de Cananea también saben lo que hay que hacer.
“‘¿Y para cuándo el paro
nacional? ¡Desde que empezamos están con eso y nada!’, le
llueve a Sergio
Beltrán y otros dirigentes nacionales” informa La
Jornada (8 de junio). Las movilizaciones son tanto
más urgentes debido a que los
mineros se mantienen en huelga en Sombrerete, Zacatecas, y en Taxco,
Guerrero,
ahora bajo la cada vez más siniestra amenaza de desalojo por
parte del gobierno
federal. Al mismo tiempo, los trabajadores siderúrgicos en
Lázaro Cárdenas,
Michoacán, que apenas en 2006 derrotaron eficazmente un intento
policíaco que
hermanó al gobierno federal panista, al estatal perredista y al
municipal priísta
para romper su huelga, han anunciado que emprenderán paros en
solidaridad con
sus compañeros cananeenses. En esa ocasión, a un costo de
dos mineros
asesinados arteramente por las fuerzas policíacas, los
trabajadores
siderúrgicos consiguieron defender su lucha. El 24 de mayo último los
más de tres mil trabajadores
ArcelorMittal (antes Sicartsa) pararon labores para marchar a bloquear
al
Recinto Portuario. Exigieron la salida de la Policía Federal del
puerto, donde
el 20 de mayo atacó a decenas de trabajadores
siderúrgicos. Al mismo tiempo, el
Sindicato Mexicano de Electricistas anunció que rompía
las negociaciones con
Gobernación como protesta ante la represión en Cananea.
Lo importante en estos
momentos es pasar de las declaraciones a las acciones. En los
últimos meses, la burguesía, sus gobiernos, partidos y
políticos han asestado un golpe tras otro en contra de los
trabajadores. Es
imprescindible pasar a la ofensiva desencadenando el poder de la clase
obrera
en todo el país. Desde el
brutal ataque contra el SME, han sobrado las razones para comenzar una
huelga
general en el centro del país, para darles duro al gobierno y la
patronal donde
realmente les duele: en los bolsillos. Hoy, 10 de junio, el SME ha
convocado una “magna marcha-mitin
contra la represión”, con la demanda “¡Fuera Esquiroles,
Paramilitares, Policía
Federal y Ejercito, de Cananea!” Para imponer esta
reivindicación correcta,
agregamos: Mineros, electricistas,
¡unámonos para iniciar una huelga nacional para
hacer añicos la ofensiva antiobrera del capital! Es importante señalar
también el importante apoyo
internacional que han recibido los mineros de Cananea. Siendo que el
Grupo
México es dueño no sólo de Cananea sino
también de minas cupríferas en el
vecino estado norteamericano de Arizona, cuyos trabajadores son
miembros del
poderoso sindicato United Steelworkers (Acereros Unidos), es hora de
pedir una huelga
de solidaridad de todos los trabajadores del consorcio de Larrea,
desde
la Southern Peru Mining Company y los ferrocarrileros de Ferromex hasta
las
minas y refinerías de ASARCO en EE.UU.
Aunque habla de paros, e incluso
se refiere ocasionalmente a
la necesidad de una huelga nacional, la dirección del SME se ha
opuesto en los
hechos a tomar los pasos necesarios para organizarla. En cambio, esta
dirección
se ha concentrado en movilizar a decenas de miles de electricistas para
pedir
inútilmente la ayuda de los diputados y senadores, o para
implorar justicia de
parte de los tribunales. Sobre todo, la dirección del SME ha
subordinado la
lucha del SME a la campaña electoral del frente
popular alrededor de Andrés Manuel López Obrador y
sus aliados del PRD, PT
y Convergencia, una alianza de colaboración de clases que
encadena a sindicatos
“independientes” a un sector de la burguesía, el de la
oposición supuestamente
democrática. Esta es una receta para la derrota, como ha sido
sobradamente
demostrado con las campañas electorales de Cuauhtémoc
Cárdenas y AMLO. También ha sido
ésta la perspectiva de la dirección del
Sindicato Minero. Históricamente, este gremio ha representado
uno de los
baluartes del corporativismo en México. El corporativismo es un
mecanismo de
control social –pilar en el que se asentó el priato durante sus
siete décadas–
que consiste en la integración orgánica de los sindicatos
y otras
organizaciones sociales al estado capitalista. El SNTMM, bajo la
dirección de
Napoleón Gómez Sada, fue instrumental para mantener a los
mineros bajo control
durante décadas, y especialmente para imponerles el trago amargo
de las
privatizaciones en los sexenios de Salinas y Zedillo (precisamente como
en el
caso de Cananea, además de Aceros Ecatepec, Altos Hornos de
México, la
Constructora Nacional de Carros de Ferrocarril y un largo
etcétera). Llegado el primer sexenio de la
“alternancia” entre partidos
burgueses, el hijo de Gómez Sada, Napito,
heredó el “sindicato” corporativista regenteado por su padre.
Tras el desastre
de Pasta de Conchos, se enemistó con sus patrones en el gobierno
–a los que
había seguido sirviendo fielmente como hizo su padre– al
calificar
correctamente (bajo la presión de los enardecidos familiares de
los mineros
muertos) lo ocurrido en dicha mina carbonífera como un
“homicidio industrial”.
Sometido entonces a persecución gubernamental a instancias del
Grupo Minero
México, Napoleón Gómez Urrutia se soltó de
la correa del gobierno panista sin
romper completamente con el corporativismo sindical. A pesar del hostigamiento al que
lo han sometido los
gobiernos de Fox y Calderón, negándole la “toma de nota”
y favoreciendo a otros
dirigentes comprados, desde Elías Morales Hernández hasta
Carlos Pavón, Gómez
Urrutia ha instado invariablemente a los mineros a mantenerse dentro de
los
estrechos márgenes de movimiento que permiten la Ley Federal del
Trabajo y los
mecanismos corporativistas encarnados en las juntas de arbitraje. Al
nivel
estatal, el sindicato minero siguió siendo priísta, al
menos bajo el gobernador
Eduardo Bours, cuando éste enviaba periódicamente sus
policías para reprimir a
los mineros de Cananea. Al mismo tiempo que insistimos
en que el SNTMM no ha roto
definitivamente con el corporativismo, nosotros del Grupo
Internacionalista
hemos apoyado consecuentemente las luchas de los mineros de Cananea. Ya
desde
que estalló la huelga en 2007 abogamos por “¡Poner a Grupo
México de rodillas
con una gran huelga minera nacional!”, como rezaba el encabezado de
nuestro
suplemento de diciembre de ese año. Ese mismo mes, el GI
jugó un papel
importante en el envío de una
delegación del Sindicato de Trabajadores de la Universidad
Autónoma Metropolitana
(SITUAM), que llevó un aporte simbólico de 5 mil pesos en
víveres y una enorme
manta dando “saludos fraternos” a la “digna huelga de los mineros de
Cananea”. Sin embargo las expresiones de
solidaridad no pueden
sustituir al factor clave: una dirección clasista, armada con un
programa
revolucionario para derrotar los ataques de la patronal. El principal
obstáculo
para un triunfo obrero, tanto en Cananea como en el caso de los
electricistas
del SME, lo han representado las direcciones sindicales supuestamente
“independientes”, que han mantenido las luchas obreras dentro de los
cauces de
la política de presión burguesa. Emprender en los hechos la
recuperación de la mina de Cananea
por los trabajadores, y decretar una huelga nacional que bloquee
puertos y
carreteras en todo el país sí que implicaría
romper el grillete corporativista.
Pero para ello, es necesario romper políticamente con todos los
sectores de la
clase capitalista. Los miles de trabajadores del SME que aún
resisten, deben
sacar también la lección de que no será rogando a
la Suprema Corte como van a
triunfar en su lucha. Ni siquiera si la presionan con una huelga de
hambre –que
por mucho que demuestre la determinación de los electricistas,
jamás va a
despertar la misericordia de los patrones ávidos de privatizar
LyFC y todo el
sector energético. Para conseguir el apoyo de otros gremios,
tarea fundamental
ahora que los electricistas han sido despojados de su poder industrial,
el
obstáculo fundamental es la subordinación política
al frente popular con las
fuerzas capitalistas que representan el PRD y López Obrador. Si bien muchos electricistas
repudian hoy a los “chuchos”,
aliados incontestables de Felipe Calderón (con cuyo Partido
Acción Nacional han
establecido múltiples alianzas electorales para participar en
los comicios de
este verano), siguen viendo a Andrés Manuel López Obrador
como un aliado que
sería capaz de llevarlos a la victoria. Al día siguiente
de la toma de la mina
de Cananea por la PF, el primer orador en la asamblea de la
Sección 65 (vía
telefónica) fue el mismo AMLO. Muchos trabajadores tienen la
ilusión
(completamente falsa, por lo demás) de que si López
Obrador gana las elecciones
en 2012 van a recuperar sus empleos. Este es un peligroso espejismo. Bajo el lema de la “resistencia
civil pacífica”, AMLO mostró
a la burguesía mexicana y a sus patrones imperialistas que
tenía la capacidad
de movilizar a masas plebeyas sin que éstas rompieran un vidrio.
La receta de
control social que favorece López Obrador es la de dar algunas
concesiones más
a los oprimidos para así evitar un estallido social que ponga en
entredicho al
capitalismo mexicano. Sin embargo, ni los electricistas despedidos del
SME ni
los mineros huelguistas de Cananea podrán derrotar los ataques
patronales con
un programa burgués. Hace falta un programa de lucha
de clases inspirado en la Revolución Rusa de 1917 dirigida
por Lenin y Trotsky, y no un programa de conciliación con los
explotadores
inspirado en el “pacifismo” burgués de Gandhi. Hoy, cuando el gobierno del PAN
aparece en una conferencia de
prensa conjunta con el Grupo México para anunciar un futuro
idílico para
Cananea, en el que la patronal cuente con un contrato de
protección con un
sindicato blanco, es indispensable emprender la lucha por forjar el
núcleo de
un partido obrero basado en el programa de la revolución
permanente, que se extienda a todo el hemisferio, y
sobre todo al imperio del norte. Sin
esta perspectiva, sólo habrá más derrotas para
explotados y oprimidos. Es éste
el programa por el que lucha el Grupo Internacionalista, sección
mexicana de la
Liga por la IV Internacional |