junio de 2025
¡Movilizar el poder de la
clase obrera para poner alto a las deportaciones en masa y
a la ocupación de estado policíaco!
Urge la acción obrera:
¡Echar a la migra de Los Angeles!

Agentes federales disparan gases y municiones “menos letales” contra manifestantes durante una redada de la migra buscando detener a jornaleros frente a una tienda Home Depot en Paramount, California, en el condado de Los Ángeles, el 7 de junio. (Foto: Andalou Agency)
El siguiente volante del Internationalist Group, sección en EE.UU. de la Liga por la IV Internacional, fue repartido en manifestaciones en Los Angeles el 14 de junio.
13 de JUNIO – Golpean las puertas en redadas antes del amanecer. Policías con los rostros cubiertos que parecen terroristas agarran gente en la calle. Detenidos son arrojados al interior de camionetas sin distintivos par ser enviados a campos de concentración. Personas son arrestadas cuando comparecen ante los tribunales para audiencias de rutina. Estudiantes de secundaria son detenidos e incomunicados mientras sus padres no logran localizarlos. ¿Suena como a Chile o Argentina bajo las dictaduras militares de los años 1970? Así es como se ve un estado policíaco. Los inmigrantes a lo largo y ancho de Estados Unidos lo están viviendo justo ahora.
Hasta aquí nos ha traído la crisis del capitalismo.
Desde que Donald Trump comenzó su segundo gobierno el 20 de enero, la presión en contra de las comunidades inmigrantes en todo el país se ha estado incrementando. El 6 de junio, la olla de presión explotó en Los Angeles. El comienzo de redadas militarizadas en centros de trabajo a manos de la policía del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) desató, como cabía esperar, airadas protestas. Un día después, Trump puso bajo mando federal a 2 mil soldados de la Guardia Nacional y ordenó su despliegue, lo cual incitó más protestas. Dos días después, unos 700 marines y elementos adicionales de la Guardia Nacional fueron activados. Que no quepa duda: se trató de una provocación largamente planeada.
Al acelerar a las fuerzas federales para que realicen su amenaza de campana de llevar a cabo la mayor deportación en masa de la historia de EE.UU., el presidente rabiosamente antiinmigrante se ha enfocado en la realización de acciones de alto perfil, diseñadas para su transmisión televisiva, para sembrar terror entre millones de inmigrantes. Asimismo, al gobernar por decreto como parte de su carrera hacia un régimen de “estado fuerte” en esteroides, busca acostumbrar a la población a la represión militar de protestas civiles en las calles de EE.UU., en abierta violación a las leyes del país. La guerra de Trump contra los inmigrantes es un ataque contra los derechos democráticos de todos.
¡Romper con los Demócratas y Republicanos,
partidos
|
Las protestas en curso en Los Angeles en contra de la odiada migra no van a cesar mientras continúen las redadas y deportaciones, que desgarran el tejido social de la región. De hecho, el fascistoide Stephen Miller, subdirector del gabinete de la Casa Blanca, ha prometido intensificarlas y ha establecido una cuota de 3 mil inmigrantes arrestados al día. Pero las protestas espontáneas por sí solas no van a poner alto a la maquinaria de deportación ni a la represión paramilitar que ahora se despliega en Los Angeles. Ésta es una probadita de lo que el régimen de Trump quiere implementar en todo el país.1
El arresto de David Huerta, presidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU, por sus siglas en inglés) en California, cuando participaba en una protesta en contra de las redadas en los lugares de trabajo, fue una amenaza a todos los trabajadores. En contra del provocador despliegue de fuerza de Trump, es urgente movilizar el poder de la clase obrera. El movimiento obrero organizado en Los Angeles, en toda California, a lo largo de toda la Costa del Pacífico y a escala nacional debe actuar ahora. Debe haber paros y huelgas junto con movilizaciones en las calles en contra de la ocupación militar. ¡Hay que inundar las calles, con los sindicatos a la cabeza, para poner alto a las deportaciones!
Sobre todo, la represión que se intensifica debe ser combatida políticamente, en contra de los dos partidos que hacen el trabajo sucio para el capital. El gobernador demócrata Gavin Newsom adopta la pose de enfrentarse al republicano Trump, pero los demócratas están metidos hasta el cuello en la arremetida militarizada. La policía de Los Angeles ha arrestado a alrededor de mil personas desde el 6 de junio. La alcaldesa demócrata Karen Bass está empleando nubes de gas, municiones duras y cosacos de la policía montada para mostrar que las autoridades de la ciudad y el estado tienen la situación “bajo control”.

Manifestantes se enfrentan a la Guardia Nacional frente al Centro Metropolitano de Detención, Los Angeles, 8 de junio. (Foto: Gabriela Bhaskar / The New York Times)
Desfiles del Partido Demócrata como las manifestaciones “No Kings” (No a los reyes) del 14 de junio el todo el país, el “Día de la Bandera” –cuando Trump ordenó la realización de un Aufmarsch (muestra de fuerza militar) al estilo nazi con tanques en Washington para celebrar el 250 aniversario del ejército norteamericano y su cumpleaños– no van a detener a este aspirante a hombre fuerte. Organizados por agrupaciones liberales como 50501.org, Moveon.org y Mobilize.us, estos eventos patrioteros tienen como propósito mantener las protestas bajo el control del Partido Demócrata que abrió la vía para Trump, una vez más, con su política de guerra genocida en Gaza, represión2 y deportaciones en masa.3 Y ahora, muchos demócratas están respaldando los bárbaros asesinatos y ataques con misiles, disparos iniciales de una guerra contra Irán.
“¡Libérenlos todos, que aquí se quedan! ¡ICE Fuera de Los Angeles!”

Trabajadores del Transporte contra las Deportaciones y el Internationalist Group llaman por la acción obrera para poner alto a las deportaciones. (Foto: The Internationalist)
Lo que desencadenó los enfrentamientos en Los Angeles en torno a las deportaciones en masa fue un par de redadas en sitios de trabajo realizadas por agentes del ICE en uniforme de combate el viernes 6 de junio. Primero arrestaron a jornaleros que esperaban en un Home Depot en Westlake a ser contratados, y después se trasladaron a negocio mayorista Ambiance, en el centro del distrito de la costura de Los Angeles. El ICE dice haber arrestado a 44 inmigrantes indocumentados, en tanto que agentes de Homeland Security Investigations y de la policía de Los Angeles arrestaron a Huerta, el dirigente sindical, cuando tanto él como otros se plantaron en la calle cuando una camioneta del ICE intentaba salir del centro de mando de esta operación militar.
Ya por la tarde, cientos de manifestantes afuera de la sede del gobierno federal fueron gaseados con gas pimienta. En total, más de 100 manifestantes fueron arrestados. Al día siguiente, el sábado 7 de junio, cuando agentes del ICE y de la Patrulla Fronteriza se preparaban para llevar a cabo otra redada en un almacén de Home Depot en Paramount, al sur del centro de Los Angeles, iracundos manifestantes los rodearon. El departamento del alguacil del condado de Los Angeles lanzó gas lacrimógeno a la multitud. Esa tarde, el presidente Trump publicó un memorándum para poner bajo mando federal más de 2,000 elementos de la Guardia Nacional de California, usualmente bajo mando estatal, sin haber consultado con el gobernador Newsom.
De manera significativa, en lugar de invocar la Ley de Insurrección, como había amenazado con hacer, Trump lanzó una detallada orden amparada en el parágrafo 12406 del Título 10 del Código de los Estados Unidos que permite al presidente asumir el control de fuerzas estatales cuando “no puede con las fuerzas regulares ejecutar las leyes de los Estados Unidos”. Bajo los términos del memorándum, Trump podría hacer lo mismo “en donde las protestas contra estas funciones están ocurriendo o probablemente van a ocurrir si así se estima sobre la base de la evaluación de una amenaza en curso y de las operaciones planeadas”. Así pues, se dio licencia previa para que el escenario de Los Angeles se repita en cualquier otro lugar en el que ocurran protestas contra las deportaciones.
El Internationalist Group frente
a las tropas de la Guardia Nacional en el Edificio Federal
de Los Angeles, 9 de junio. (Foto: The Internationalist)
El domingo, 8 de junio, multitudes de cientos se congregaron afuera del Centro de Detención Metropolitano. La Casa Blanca y medios derechistas usaron como anzuelo videos que supuestamente mostraban turbas descontroladas. ¡Dios mío! ¡Una foto mostraba a manifestantes intentando patear un vehículo de la Patrulla Fronteriza! Lo que no mostraron fueron las nubes de gas lacrimógeno, las granadas de gas pimienta y municiones duras disparadas contra las multitudes por policías y agentes federales, incluidas rondas de municiones de plástico de 4 cm., municiones de perdigones y granadas flash-bang. Otra imagen supuestamente escandalosa: unos taxis Waymo en llamas. Estos carros sin conductor ni siquiera deberían andar en las calles.
Otro tópico impulsado por el presidente xenófobo y sus partidarios fue que los manifestantes portaban “banderas extranjeras”. Sí, norteamericanos de origen mexicano llevaban la bandera mexicana como población asediada que hace frente a sus opresores. Por cierto: la mayor parte de los manifestantes no son inmigrantes, muchos de los cuales están comprensiblemente temerosos de protestar, sino que se trata en cambio de sus hijos, amigos, vecinos y otros defensores de los derechos democráticos. Derechistas y muchos demócratas se quejaron de la misma manera de manifestantes que llevaban la bandera palestina cuando protestaban en contra del genocidio de EE.UU. e Israel en Gaza.
Mientras políticos demócratas se achican y con frecuencia ensalzan a los “manifestantes pacíficos” en contraste con aquellos que ofenden las sensibilidades de los reaccionarios antiinmigrantes, manifestaciones de solidaridad con los manifestantes de Los Angeles se han extendido a decenas de ciudades. Esto ha llevado a hablar de una repetición de las masivas manifestaciones del verano de 2020 contra el asesinato racista a manos de policías de George Floyd en Minneapolis. Pero aquellas enormes explosiones de ira en las que participaron millones de personas no pusieron fin, y ni siquiera disminuyeron, los desenfrenados asesinatos policíacos de civiles que son endémicos del racista sistema capitalista en EE.UU.
Las protestas en Los Angeles reflejan la furia, 100 por cien justificada, de los que la represión de estado policíaco en los Estados Unidos de Trump tiene a punta de pistola. Mientras altos funcionarios federales, desde el sociópata “zar de la frontera” Tom Homan, hasta la psicópata de crueldad mórbida Kristi Noem, al timón del Departamento de Seguridad de la Patria (DHS por sus siglas en inglés) lanzan amenazas que hielan la sangre, quienes están en la mira quieren resistir. Pero para derrotar el ataque militarizado y poner alto a las deportaciones en masa, hace falta movilizar un poder mayor que el que tiene la banda que controla la Casa Blanca y ambas cámaras del Congreso.
Ese poder radica en la clase obrera, incluido su vital
sector compuesto por trabajadores inmigrantes, que en
California constituyen más de una tercera parte de la fuerza
de trabajo. Casi el 90 por ciento de los trabajadores
agrícolas de ese estado, que produce un tercio de las
verduras y dos tercios de las frutas del país, nacieron en
México. Más de la mitad carecen de “autorización”, aunque
sin ellos el suministro de comida en EE.UU. se colapsaría.
Alrededor del 44 por ciento de los trabajadores
manufactureros y el 40 por ciento de los trabajadores de la
construcción en California son inmigrantes. Si los
trabajadores que nacieron en el extranjero y los que
nacieron en EE.UU. actúan en conjunto, pueden asestar un
duro golpe.
Mientras las redadas en los lugares de trabajo se extiendan por toda la región de Los Angeles, habrá paros estudiantiles, como los ocurridos en los Chicano Blowouts, una serie de manifestaciones estudiantiles en 1968, o como cuando más de 10 mil estudiantes de bachillerato pararon actividades en el área de Los Angeles para protestar en contra de la antiinmigrante Proposición 187 en 1994. En enero, miles de estudiantes pararon para protestar en contra de las amenazas de Trump. Una huelga del sindicato magisterial, los United Teachers de Los Angeles (UTLA) unida a un paro estudiantil podría galvanizar la ciudad. Como dice una resolución que recientemente aprobó la asamblea de delegados en Nueva York de la United Federation of Teachers, “se trata de nuestros estudiantes, nuestros compañeros de trabajo, nuestros vecinos y nuestras comunidades, y vamos a actuar para apoyarlos y protegerlos en su hora de necesidad, y siempre”.

El sindicato SEIU Local 399, que representa a los trabajadores de la limpieza de Los Ángeles, marchó en 1992 desafiando a las tropas de ocupación de la Guardia Nacional para protestar por la absolución de los policías racistas que dieron una golpiza brutal a Rodney King. (Foto: Memory Work Los Angeles)
La UTLA es un pilar del movimiento sindical de Los Angeles. La SEIU dirigida por David Huerta es otro. Se trata del mismo sindicato, que cuenta entre sus filas a muchos refugiados de El Salvador, que desafió los ataques de la policía de Los Angeles en Center City en 1990 para sindicalizar a los conserjes. El local 399 del SEIU también se atrevió a marchar en 1992 bajo el asedio de la Guardia Nacional para protestar en contra de la exoneración de los policías racistas que le dieron la brutal golpiza a Rodney King. La Federación Sindical de Los Angeles debe respaldar al SEIU al llamar a una huelga de todo el condado para exigir que el ICE, el Departamento de Seguridad de la Patria y la Guardia Nacional salgan de Los Angeles. Asimismo, los sindicatos de la Universidad de California y de la Universidad Estatal de California deberían organizar una huelga a nivel estatal.
Otro bastión del movimiento obrero, aún más poderoso, es el sindicato de trabajadores portuarios de la Costa del Pacífico de EE.UU., el International Longshore and Warehouse Union (ILWU). El 6 de junio el ILWU publicó una declaración para protestar en contra del arresto de Huerta en la que se exigía “poner fin a las destructivas redadas del ICE que tienen como blanco a laboriosos trabajadores que son parte de nuestra comunidad”. El 9 de junio, publicó una segunda declaración para condenar el “despliegue de la Guardia Nacional en las calles de Los Angeles ordenado por el gobierno de Trump” al calificarlo como “una peligrosa provocación de parte del gobierno federal”. Estas palabras deben transformarse en acciones y en un paro de los puertos de la Costa del Pacífico en contra de las deportaciones y la represión militarizada.
Como decía el local 10 del ILWU en su manta del Primero de Mayo de este año: “¡Acciones obreras para poner alto a las deportaciones y los despidos en masa! ¡No a los cargamentos militares destinados a la guerra genocida de Israel contra los palestinos! ¡A defender los derechos de TODOS nosotros!” El ILWU hizo un paro de trabajo en toda la Costa del Pacífico el 19 de junio de 2020, día de la emancipación de los esclavos (conocido como el Juneteenth) para protestar contra el asesinato policíaco de George Floyd y el racismo sistémico. El ataque contra los inmigrantes y la clase obrera en Los Angeles es aún mayor. Si la Casa Blanca no entiende el mensaje después de un día de paro portuario, ¡el ILWU, con el respaldo de todo el movimiento sindical, debe actuar para que nada se mueva en los muelles sino hasta que las fuerzas federales se retiren y las redadas paren por completo!
La persecución de activistas, izquierdistas y organizaciones comunitarias como Unión del Barrio, CHIRLA y el Partido por el Socialismo y la Liberación representa otra asquerosa escalada que debe ser derrotada mediante la movilización de masas.
Los más de 10 millones de inmigrantes indocumentados que residen en Estados Unidos, la mayoría de los cuales han estado en el país durante más de una década (y la cuarta parte, durante más de 20 años) sin derechos, viven aterrorizados. Los demócratas no van a ayudarles. Aunque el republicano Trump ha elevado el número de deportaciones a 200 mil desde que tomó posesión, este ritmo no se compara ni de lejos con el del demócrata Biden, que en 2024 deportó a 700 mil. Los trabajadores con conciencia de clase y los defensores de los derechos democráticos deben pelear por ¡Plenos derechos de ciudadanía para todos los inmigrantes! Lo que se necesita con urgencia es romper con los partidos del gobierno capitalista y del dominio imperialista y forjar un partido obrero revolucionario que luche por un gobierno obrero y una revolución socialista internacional. ■
- 1. Ver “Trump 2: hacia un gobierno por decreto”, suplemento especial de El Internacionalista, enero de 2025.
- 2. Más de 3 mil manifestantes en contra de la guerra genocida de Israel y EE.UU. en Gaza fueron arrestados en la primavera de 2024, principalmente a manos de policías bajo mando demócrata, que con Joe Biden a la cabeza calumniaron a los manifestantes antisionistas diciendo que eran antisemitas.
- 3.
Barack Obama expulsó 5.3 millones de personas de EE.UU. a
lo largo de sus ocho años de gobierno mientras establecía
la maquinaria de deportación del ICE, en tanto que Joe
Biden “removió” a 4.6 millones de inmigrantes en tan sólo
cuatro años, en ambos casos muchas más de las que Trump
deportó.
