Hammer, Sickle and Four logo

noviembre de 2021

Convocada para el 15 de noviembre

Provocación contra Cuba Made in U.S.A.

¡Movilización obrera para bloquear la acción contrarrevolucionaria!


Partidarios del gobierno cubano salen a la calle para parar un ataque en Arroyo Naranjo, La Habana, el 12 de julio.
(Foto: Yamil Lage / AFP)

11 de NOVIEMBRE – Fuerzas patrocinadas por EE.UU. han anunciado la realización en Cuba de una contrarrevolucionaria “Marcha Cívica por el Cambio” programada para este 15 de noviembre. La manifestación ha sido convocada por una organización de reciente fundación autodenominada Plataforma Archipiélago, que despliega un listado de rostros jóvenes en sitios web financiados por agencias imperialistas, en colaboración con los tradicionales círculos reaccionarios y ultraderechistas del exilio cubano en Miami, la gusanera. Como hemos escrito, aunque las protestas del 11 de julio pasado en Cuba fueron alimentadas por el descontento ocasionado por la escasez, los cortes de energía y la pandemia, “las manifestaciones fueron instigadas, manipuladas y explotadas por fuerzas que buscan derribar la Revolución Cubana”.1 Esas y otras fuerzas procapitalistas, que se coaligaron en un frente, el Consejo para la Transición Democrática en Cuba, conformado en junio pasado, están instigando una provocación anticomunista claramente encaminada al “cambio de régimen”.

El rostro visible de Archipiélago y de la manifestación del 15N es Yunior García Aguilera, un dramaturgo de 39 años que fue uno de los protagonistas de la protesta del 27 de noviembre de 2020 frente al Ministerio de Cultura en La Habana. Fue fundador del resultante Movimiento 27N, que llama a establecer una economía basada en la “empresa privada”, es decir, el capitalismo. Pero, como informó el Miami Herald (13 de octubre), “Archipiélago fue creado por una coalición diversa de artistas de los grupos Movimiento 27N y San Isidro, profesionales y activistas, así como disidentes de larga data como Manuel Cuesta Morúa”.2 El Movimiento San Isidro y Cuesta Morúa forman parte del “Consejo para la Transición”, organismo títere de EE.UU. que está a favor de un capitalismo de “libre mercado” sin cortapisas y que exige el pago de compensaciones por las propiedades expropiadas durante la Revolución.

El 12 de octubre, consejos municipales en Cuba prohibieron las anunciadas marchas (que originalmente se habían planeado para el 20 de noviembre) sobre la base de que las proyecciones públicas de los organizadores vinculados a grupos contrarrevolucionarios financiados por Washington dejaban en claro que las manifestaciones forman “parte de la estrategia de ‘cambio de régimen’ para Cuba, ensayada [por EE.UU.] en otros países”. Un portavoz del Departamento de Estado de Estados unidos efectivamente lo confirmó, al decir que EE.UU. está “profundamente comprometido” con el apoyo a “la lucha del pueblo cubano para elegir libremente a sus gobernantes” (formulación estándar del Departamento de Estado y la CIA para referirse a golpes de estado y contrarrevoluciones auspiciados por EE.UU.). La Cámara de Representantes de Estados Unidos hizo lo mismo, al aprobar a toda velocidad una resolución en apoyo de la “manifestación pacífica” del 15 de noviembre.

Un artículo de Mint Press News (1º de noviembre) con el título de “Estados Unidos está organizando una revolución de colores en Cuba para el 15 de noviembre”, recuerda la manera en que muchedumbres dirigidas por “activistas” entrenados y pagados por EE.UU. derribaron regímenes inconvenientes en Yugoslavia en 2000, Georgia en 2003 (“Revolución Rosa”), Ucrania en 2004 (“Revolución Naranja”) y otros lugares.3 Funcionarios cubanos citaron la manera en que desde 2013 fuerzas patrocinadas por EE.UU. en Venezuela han montado marchas “pacíficas” que rápidamente se han convertido en violentas guarimbas (motines) con barricadas callejeras y decenas de muertos. Tanto si es que los imperialistas yanquis y sus testaferros esperan realizar un ardid semejante, como si tienen la esperanza de provocar que las fuerzas cubanas usen la fuerza (lo que no hicieron el 11 de julio), la operación del 15N es una operación clásica de “desestabilización” que debe ser frustrada.

Mientras que las protestas del 11 de julio en Cuba resultaron inesperadas (excepto para sus instigadores) y consiguieron atraer a algunos elementos desesperados por las dificultades económicas –además de granjearse el apoyo de izquierdistas oportunistas que se ponen a la cola de todo supuesto “movimiento de masas” independientemente de su política– esta vez no hay lugar para la equivocación. Estamos ante un evento bien preparado cuyos organizadores y patrocinadores tienen el propósito de derribar la Revolución Cubana. El Grupo Internacionalista y la Liga por la IV Internacional abogan por la movilización obrera para bloquear la movilización contrarrevolucionaria en Cuba planeada para el 15 de noviembre y para dispersar a los provocadores. Como sugirió un partidario cubano de la Revolución en una discusión en línea, si los imperialistas yanquis están tan enamorados de las protestas (supuestamente), ¿por qué no darles una: una marcha de masas hacia la embajada de EE.UU. para protestar contra el bloqueo económico?

¿Quién maneja los hilos?


Organizadores de la provocación del 15 de noviembre, Yunior García Aguilera (izquierda) y Manuel Cuesta Morúa (derecha) en una cena en 2019 durante un seminario sobre “las fuerzas armadas en procesos de cambio” celebrado en el campus Madrid de una universidad jesuita norteamericana. El “Proyecto Tiempo de Cambios en Cuba” que patrocinaba el seminario busca infiltrar al ejército cubano.  (Foto: CubaDebate)

¿Quién está entonces detrás de la provocación de noviembre? En nuestro artículo “La verdad acerca de las protestas en Cuba” mostramos en detalle que éstas no fueron “espontáneas” sino que fueron instigadas por elementos vinculados con (y en algunos casos pagados por) el imperialismo norteamericano, para luego ser potenciada en Internet por la gusanera de Miami y Madrid. Ahora sabemos que el administrador principal y única figura pública del tenebroso grupo de Facebook “La Villa del Humor” que inició la primera protesta en San Antonio de los Baños en las afueras de La Habana el 11 de julio, Alex Pérez Rodríguez, es un pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día que reside en el sur de Florida (Mint Press, 5 de octubre). Este mismo grupo convocó más tarde a un “paro nacional en toda Cuba” para el 11 de octubre, que fracasó. Pero su foco principal ha sido la planeada acción de noviembre, y ha llamado a “pala calle hasta que se larguen”, en clara referencia al gobierno establecido en la revolución que erradicó el dominio capitalista.   

El principal portavoz de las anunciadas marchas del 15 de noviembre, Yunior García Aguilera, es objeto de adoración por parte de la prensa imperialista, que lo describe como “un dramaturgo delgado, con anteojos, izquierdista” (CNN, 4 de noviembre). La verdad es bien distinta. En febrero de 2018, García Aguilera viajó a Buenos Aires para participar en un seminario auspiciado por un Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), con el título de “Tiempo de Cambios y el nuevo rol de las Fuerzas Armadas de Cuba en un proceso de transición”. El CADAL es un think tank (centro de investigación) anticomunista que funciona como una “Base de Operaciones anticastrista”4 en Argentina, buena parte de cuyo presupuesto proviene del frente de la CIA, el National Endowment for Democracy (NED) en Estados Unidos y la Fundación Demócrata Cristiana Konrad Adenauer del imperialismo alemán.

El seminario fue organizado por Rut Diamint de la Universidad Torcuato di Tella de Buenos Aires, quien fuera funcionaria del ministerio argentino de defensa y becaria del NED, quien ha dado conferencias en la Escuela de Posgrado de la Marina de EE.UU. y de la Universidad Nacional de Defensa del Pentágono. También participó en ese evento Manuel Cuesta Morúa del “Consejo para la Transición” patrocinado por EE.UU. La declaración de misión del “Proyecto Tiempo de Cambios en Cuba” que auspició el seminario dice que busca “Cooperar con actores cubanos para que ellos puedan generar actividades que les permitan vincularse con miembros y ex miembros de las FAR [Fuerzas Armadas Revolucionarias] abiertos a los procesos de cambio”. En otras palabras, se trata de un descarado intento de “cambio de régimen” mediante la subversión del ejército cubano desde dentro.

En septiembre de 2019, García Aguilera y Cuesta Morúa participaron en una conferencia subsiguiente en el campus Madrid de la Saint Louis University, un instituto de investigación jesuita norteamericano, sobre “el rol de las fuerzas armadas en los procesos de cambio en América Latina”. Entre los conferencistas se encontraba Richard Youngs de Carnegie Europe (que se autodescribe como una “fuente confiable” para el “análisis de seguridad”) sobre “nuevas formas de activismo cívico”. Sabemos esto porque uno de los participantes en ambas reuniones fue el Dr. Carlos Leonardo Vázquez González, un oncólogo, que dejó al descubierto de qué se trataba. El Dr. Vázquez reveló en el programa “Razones de Cuba” que a lo largo de los últimos 25 años ha trabajado para la seguridad del estado cubana, infiltrándose en actividades contrarrevolucionarias. Advirtió: “en el taller paramilitar donde participamos estaban dos generales. Yunior García Aguilera lo que está buscando es el enfrentamiento de las Fuerzas Armadas con el pueblo y eso no lo permitiremos”.


Raúl Saúl Sánchez, exmiembro del grupo terrorista anticubano Omega 7, prometió a los organizadores de la marcha del 15 de noviembre cien por ciento de apoyo. (Foto: CubaDebate)

Además, el programa de TV e Internet presentó la grabación de una llamada telefónica entre García Aguilera, la figura principal de la marcha del 15 de noviembre, y Raúl Saúl Sánchez, jefe del Movimiento por la Democracia y notorio dirigente terrorista. Sánchez formó parte de los grupos terroristas contrarrevolucionarios de extrema derecha Alpha 66, Omega 7 y CORU, para especializarse más tarde en la organización de “flotillas libertad” desde su base en Miami. En la llamada telefónica, García Aguilera dice que han cambiado la fecha de la protesta. Sánchez responde que “estamos al cien por ciento con lo que diga Archipiélago” además de que alaba a Luis Manuel Otero Alcántara, fundador del Movimiento San Isidro que merecidamente fue encarcelado (lo mismo que otros) por instigar la protesta promovida por EE.UU. el 11 de julio en La Habana. García subraya que “yo sí creo en el apoyo que necesitamos de todo el exilio” para la acción del 15 de noviembre. Frente a las revelaciones, él no desmintió la llamada telefónica y admitió que ha mantenido lazos con altos diplomáticos norteamericanos en La Habana y con un encargado de asuntos cubanos del Departamento de Estado.

Abogados de “izquierda” de la contrarrevolución


Mientras que seudotrotskistas critican la prohibición gubernamental de marchas convocadas por operadores políticos auspiciados por los imperialistas, nosotros decimos: ¡movilización obrera para bloquear la provocación contrarrevolucionaria del 15 de noviembre! Arriba: partidarios del gobierno patrullan el vecindario de Arroyo Naranjo en La Habana, 12 de julio.  (Foto: Yamil Lage / AFP)

Conforme se acerca el 15 de noviembre, diversas personalidades, políticos, académicos, teólogos, etc., liberales, populistas y de la izquierda reformista suman sus firmas a una carta que critica la abiertamente contrarrevolucionaria protesta.5 Sin embargo, aunque llaman a poner fin al bloqueo que ha tenido como propósito ahogar la economía cubana y a detener las acciones desestabilizadoras, estos autoproclamados amigos de Cuba no lo hacen desde una posición revolucionaria, sino desde una postura explícitamente antirrevolucionaria. Critican las “manifestaciones subversivas” por violar “las leyes vigentes que prohíben todo atentado al sistema político vigente, como es lógico en todos los estados del mundo”, al mismo tiempo que enfatizan que Cuba jamás ha realizado acciones contra la “seguridad” de Estados Unidos. Pero en contra de lo que sostienen estos panegiristas del orden establecido, la defensa de la Revolución Cubana exige una revolución socialista internacional que derrote, desarme y derribe a la bestia imperialista yanqui, cuya carrera por el dominio mundial constantemente amenaza la vida y la seguridad de los pueblos oprimidos en todo el planeta.

Mientras que las organizaciones estalinistas remanentes en el mundo siguen tras la quimera de la “coexistencia pacífica” con el imperialismo, algunas organizaciones socialdemócratas que falsamente dicen ser trotskistas se han unido a la gritería imperialista por la represión en Cuba.6 Después del 11 de julio, decían que las protestas habían sido heterogéneas, que no todos los que marcharon eran contrarrevolucionarios conscientes, que todo había sido causado por la escasez, aun cuando muchas de las consignas (¡Abajo la dictadura! y ¡Patria y vida!) eran las de los gusanos proimperialistas. ¿Qué dicen ahora con respecto a las manifestaciones del 15 de noviembre? Se trata de un evento planificado abiertamente con anticipación, convocado por gente directamente involucrada en operaciones de EE.UU. contra Cuba, vitoreado por reaccionarios exiliados cubanos y explícitamente alabado por Washington. Es por ello por lo que las posiciones que ahora adoptan son doblemente reveladoras, pues iluminan aún más el significado político de lo que las tendencias de izquierda dijeron acerca de los eventos de julio pasado.

La tendencia política de los herederos del seudotrotskista argentino Nahuel Moreno, especialmente la Liga Internacional de Trabajadores (LIT), como era de esperarse, da pleno apoyo político a la provocación del 15N, al declarar que se trata de una “movilización democrática legítima” con un “carácter democrático progresivo”.7 Decimos como era de esperarse, porque la virulentamente estalinófoba LIT, que abogó por que los fundamentalistas islámicos derribasen a la Unión Soviética y alabó las protestas anticastristas en Miami del “proletariado cubano en Estados Unidos”, ha diseminado desde hace mucho la mentira de que Cuba es una “dictadura capitalista”, al rechazar explícitamente la caracterización trotskista del régimen como un estado obrero burocráticamente deformado. Los morenistas son “socialistas” gusanos, contrarrevolucionarios de cabo a rabo y consortes del imperialismo norteamericano.

También está la Fracción Trotskista (FT), representada en Estados Unidos por la publicación en línea Left Voice (LV) y en América Latina por diversas versiones nacionales de La Izquierda Diario. La FT se escindió de la LIT no mucho después de la muerte de Moreno en 1988 y dice haber roto políticamente con el morenismo. Mientras que la LIT morenista alababa las protestas del 11 de julio, la FT las caracterizó como “contradictorias”, pero a la hora de la verdad se alineó con el imperialismo, al denunciar la “represión” del gobierno cubano y llamar por “libertad de reunión, libertad de prensa, libertad de los sindicatos” para todos, es decir, también para las fuerzas contrarrevolucionarias y proimperialistas.8 Con su propio historial de apoyo a la contrarrevolución en el antiguo bloque soviético, los zigzagueos de la FT pueden retrotraerse a Moreno, un estafador político, experto en los virajes abruptos, cuya marca registrada era hacerse pasar como el ala izquierda de cualquier movimiento que estuviera en boga.

Sobre la movilización del 15 de noviembre, la FT declara:

“Repudiamos las políticas represivas y autoritarias del gobierno de Diaz Canel y la misma prohibición de la manifestación, a la par que planteamos las diferencias políticas que tenemos con los convocantes, y no apoyamos políticamente a los mismos”.9

Una vez más, la FT adopta una postura “tercercampista”: ni con La Habana ni con Miami, por así decirlo.10 Pero, aunque tiene “diferencias” políticas con los contrarrevolucionarios que organizan las movilizaciones e incluye llamados rituales en contra del bloqueo económico y a favor de una “solución revolucionaria”, estos “posmorenistas” terminan del lado del imperialismo norteamericano y sus agentes cubanos gusanos. La FT no provee dirección revolucionaria alguna. Por ejemplo, no dice nada a quienes pudieran en Cuba seguir sus ciberpublicaciones sobre si deberían participar o no en la marcha del 15 de noviembre, como los morenistas de la LIT los criticaron con respecto al 11 de julio. Peor aún, al jugar con su política de “ni con uno ni con el otro”, al mismo tiempo que fustiga la prohibición de la manifestación promovida por el imperialismo norteamericano, la Fracción “Trotskista” facilita la provocación contrarrevolucionaria. Y aunque invoca de manera ritual la “autoorganización de los trabajadores”, emplea los mismos términos que el Departamento de Estados de EE.UU. Por ejemplo:

“Apoyamos … los derechos del pueblo cubano … a ejercer su libertad de expresión, su capacidad de reunirse pacíficamente”. (Comunicado de prensa del Departamento de Estado, 26 de octubre)
“Es fundamental defender … [el] derecho a la libertad de reunión, a las asambleas y deliberaciones en los lugares de trabajo, a la manifestación, a la huelga, a la libertad de prensa…”. (La Izquierda Diario, 1º de noviembre)

¿“Libertad” para todas las asambleas, marchas, manifestaciones, publicaciones, etc., en un estado obrero? Lenin continuamente desenmascaró la manera en que la burguesía usaba la verborrea acerca de la libertad “en general” como arma en contra de la lucha por el gobierno obrero.11 El lenguaje prácticamente idéntico no se debe a que la FT copie al Departamento de Estado, sino a que basa sus críticas en las normas de la democracia burguesa. En ningún sitio de su vergonzosa declaración se refiere a Cuba como un estado obrero, no importa cuán burocráticamente deformado, ni llama a defender a Cuba en contra del imperialismo y la contrarrevolución. Esto, a pesar del hecho de que la declaración de la FT reconoce que la convocatoria de Archipiélago a la marcha del 15N no condena el bloqueo estadounidense y es firmada por miembros del “Consejo para la Transición Democrática en Cuba”, que este Consejo está a favor de la “economía de mercado” (el capitalismo) y del pago de compensaciones por las expropiaciones realizadas durante la Revolución Cubana y es presidido por Daniel Ferrer (un gusano tristemente célebre financiado por EE.UU.).

De modo que la FT se opone a la prohibición en Cuba de una movilización de fuerzas que, admite, son “proimperialistas” y están a favor de la “restauración capitalista”. En consecuencia, provee un velo “democrático” para ocultar las maquinaciones de quienes pretenden hacer de Cuba una neocolonia norteamericana, como fue durante más de medio siglo antes de la Revolución de 1959 que asestó un golpe al imperialismo que éste jamás ha perdonado. Mientras que los morenistas tradicionales son completamente contrarrevolucionarios, la FT posmorenista actúa como abogada de la contrarrevolución, al insistir en un supuesto “derecho” a movilizarse para derribar el estado obrero y enterrar la Revolución Cubana. Como hemos mostrado, ésta es la línea antitrotskista que la FT adoptó en Alemania Oriental (1989) y la URSS (1991-1992). Los genuinos trotskistas saben que los llamados a favor del “derecho” a hacer la contrarrevolución se encuentran entre las más viejas artimañas de manual de la socialdemocracia, evocadas como coartadas “democráticas” para oponerse al (o evadir el) interés de clase de defender la dictadura del proletariado encarnada en el estado que resultó de la destrucción de la dictadura del capital yanqui en Cuba.

Los imperialistas y sus representantes siguen repitiendo mentiras interesadas al afirmar que Cuba no puede alimentar a su propio pueblo, cuando EE.UU. ha hecho todo lo posible para asfixiar la economía de la isla durante seis décadas. Fingen que el elogiado sistema médico cubano se ha colapsado ante la pandemia del COVID-19, cuando Cuba ha vacunado completamente al 70 por ciento de la población –más que casi cualquier otro país de América Latina– con vacunas que ha desarrollado y producido en medio del bloqueo norteamericano. Además, Cuba ha vacunado también al 96 por ciento de todos los niños y jóvenes de entre 2 y 18 años, algo que sólo empieza a hacerse en la mayor parte de los países capitalistas. Sobre la base de este impresionante logro, Cuba reabrirá las escuelas para las clases presenciales y el turismo, en ambos casos el 15 de noviembre, la misma fecha que los contrarrevolucionarios han elegido para su provocación.

Así como Trotsky defendió a la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial, a pesar y en contra de Stalin, los genuinos trotskistas defendemos a Cuba y a los demás estados obreros deformados aún existentes (China, Vietnam y Corea del Norte) en contra del imperialismo y la contrarrevolución. Llamamos a sustituir a las anquilosadas burocracias estalinistas, cuya política procapitalista socava dicha defensa, con órganos de democracia soviética en una revolución política proletaria dirigida por un partido genuinamente comunista, igualitario e internacionalista como el de los bolcheviques bajo Lenin y Trotsky. Esto implica luchar por el programa de la revolución permanente en todo el continente, extendiendo la revolución socialista a la bestia imperialista. Nuestro lema: ¡proletarios del mundo, uníos! ■


  1. 1.La verdad acerca de las protestas en Cuba. ¡Defender la Revolución en contra del imperialismo norteamericano y sus testaferros!”, suplemento especial de El Internacionalista, julio de 2021.
  2. 2. Manuel Cuesta Morúa es el jefe del Partido Arco Progresista (PARP), una agrupación socialdemócrata proimperialista que incluye a la Corriente Socialista Democrática Cubana, que ha recibido financiamiento de la National Endowment for Democracy (NED), la agencia suplente de la CIA en el financiamiento de “disidentes” en regímenes bajo ataque del imperialismo norteamericano.
  3. 3. Hemos señalado las considerables similitudes entre estos levantamientos “espontáneos” a control remoto organizados por agentes de EE.UU. y la toma del Capitolio en Washington. Véase nuestro artículo “La democracia capitalista se desmorona. La revolución socialista es la única solución” en The Internationalist No. 62, enero-marzo de 2021.
  4. 4. Página 12 (Buenos Aires), 27 de febrero de 2012.
  5. 5. CubaDebate, 10 de noviembre.
  6. 6. Véase nuestro artículo “Protestas en Cuba: prueba de fuego para la izquierda”, El Internacionalista, octubre de 2021.
  7. 7. Véase “La polémica con el estalinismo sobre Cuba y el 15N”, LIT-CI, 1º de noviembre.
  8. 8. Véase la sección sobre “Left Voice/Fracción Trotskista: de un lado a otro de la línea de clases” en el artículo “Protestas en Cuba: prueba de fuego para la izquierda”.
  9. 9. “Marcha del 15N en Cuba: contra las políticas represivas del gobierno, por una salida revolucionaria a la crisis”, La Izquierda Diario, 1º de noviembre.
  10. 10. Durante la Guerra Fría antisoviética, la consigna clásica de los renegados “tercercampistas” del trotskismo, seguidores tanto de Tony Cliff como de Max Shachtman, era “ni con Washington ni con Moscú”. Pero la clave era su rechazo a defender a la URSS, un estado obrero burocráticamente degenerado, y con su retórica de “ni con unos ni con otros” de hecho apoyaban al imperialismo norteamericano.
  11. 11. Por ejemplo: “Que los hipócritas y los mentirosos … los burgueses y sus secuaces, traten de engañar al pueblo con discursos sobre la libertad en general, la igualdad en general y la democracia en general.... Pregúntenles: “¿Existe igualdad entre un sexo y otro? ¿Entre una nación y otra nación? ¿Entre una clase y otra clase? ¿Libertad de qué yugo o del yugo de qué clase? ¿Libertad para qué clase?
  12. “Aquel que hable de política, de democracia y libertad, de igualdad, de socialismo, sin plantear estas cuestiones, sin darles prioridad, que no luche contra su ocultamiento, encubrimiento y disimulo, es el peor enemigo de los trabajadores, un lobo con piel de oveja, feroz adversario de los obreros y los campesinos, un lacayo de los terratenientes, de los zares y los capitalistas.” (“El poder soviético y la posición de la mujer”, 1919).