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  febrero de 2024

Clave para triunfar: romper con la burguesía y su estado

La huelga de Audi se quedó corta


Trabajadores de la armadora Audi votan sobre el contrato colectivo. Las dos terceras partes aprobaron la propuesta de la empresa. No obstante, más de mil trabajadores, el tercio de los trabajadores que acudieron a votar, se pronunciaron en contra. Muchos consideraron que, dada la fuerza de la huelga, podrían haber conseguido bastante más. (Foto: La Jornada de Oriente)

El 10 de febrero una caravana de solidaridad con la huelga de los trabajadores de Audi, iniciada por el Grupo Internacionalista con el auspicio y apoyo de sindicatos como el SITUAM y el SUTIEMS, viajó de la Ciudad de México a planta de la armadora Audi, en San José Chiapa, Puebla. En la caravana participaron unas 75 personas, haciendo escala en la ciudad de Puebla para dar una conferencia de prensa. (Véase recuadro.)

El 18 de febrero concluyó la huelga del Sindicato Independiente de Trabajadores de Audi (SITAUDI) tras 25 días de paralización de labores. Dos terceras partes de los huelguistas votaron a favor de aceptar la propuesta de la patronal consistente en un aumento directo al salario de 7 por ciento, con un 3.2 por ciento adicional en prestaciones. La reivindicación original del sindicato era de un 15.5 aumento directo al salario, pero voceros sindicales dejaron entrever que, para ellos, el suelo mínimo sería que alcanzara “dos dígitos”. O sea, el SITAUDI aceptó menos de la mitad de lo exigido, que apenas habría compensado las pérdidas de años de inflación, y difería poco de la anterior “oferta” del 7 por ciento “global” de la empresa, rechazada por muchos como un “chiste de mal gusto” (véase el volante de El Internacionalista del 10 de febrero, del cual cientos de ejemplares fueron repartidos en la caravana del 11 de febrero).

Es notable que 1,128 trabajadores de SITAUDI, o sea la tercera parte de los que votaron, rechazaron el acuerdo claudicante con la patronal. Como se expresó un trabajador, “La empresa ya sabe de lo que somos capaces, pero creo que el sindicato no se puso al tiro”, que no dio la batalla hasta el final. Incluso entre quienes votaron a favor, el ánimo triunfal se está evaporando, al constatar que la duración del contrato será de casi 18 meses, en lugar de un año, y porque la patronal ha incumplido varios de los compromisos (notablemente sobre prestaciones) que había adoptado ante los huelguistas.

Esto recuerda el famoso dicho de la fábula de Esopo, escritor griego de la antigüedad: “El monte laboró duramente, y parió un ratón”. La razón de este “contrato ratón” es que la dirección sindical, como casi todas las cúpulas sindicales mexicanas, se constriñó a la asfixiante Ley Federal de Trabajo. Las reglas dictadas por la LFT estructuran un sistema corporativista de control estatal del movimiento obrero. Aparte de los gremios directamente integrados al aparato estatal burgués (CTM, CROC, CROM, etc.), incluso los sindicatos formalmente “independientes” siguen atados al sistema de control mediante las mil tretas impuestas por el arbitraje estatal de sus luchas. César Orta, secretario general del SITAUDI, se aseguró de cumplir a cabalidad los dictados de la Secretaría del Trabajo para que la huelga no fuera declarada como “inexistente”.

La lucha de los trabajadores de Audi tenía un potencial enorme. Pudo haber incluido la sindicalización del personal de limpieza dentro de la planta de Audi, un sector duramente oprimido compuesto por trabajadores indígenas regimentados por un seudosindicato blanco que forma parte de la corporativista CTM. Nosotros del Grupo Internacionalista abogamos también por que se extendiera el movimiento a la planta de Volkswagen en Puebla. De hecho, la zona metropolitana de Puebla está rodeada por un enorme cinturón industrial de decenas de plantas de autopartes que operan al servicio tanto de Audi como de Volkswagen. Junto con las plantas automotrices de Nissan en Cuernavaca y de Stellantis en Toluca, constituyen un núcleo de poder obrero asentado en el centro del país con un poder social enorme.

Para despertar a este gigante es preciso cohesionar un polo de lucha clasista sobre la base de un programa proletario y revolucionario. En esta temporada electoral, muchos trabajadores tienen ilusiones en Andrés Manuel López Obrador y su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Sin embargo, aunque sea duramente hostigado por sectores conservadores, AMLO busca recomponer el desgastado corporativismo sindical que mantuvo durante siete décadas el régimen del PRI-gobierno, para poder suministrar una fuerza laboral de bajos salarios para las empresas imperialistas. Así los trabajadores automotrices mexicanos ganan en promedio apenas la décima parte de lo que ganan sus asediados compañeros en EE.UU. y Canadá.

La lucha contra la superexplotación de los trabajadores mexicanos requiere una movilización de la fuerza de la clase obrera internacional, contra el imperialismo y el capitalismo criollo. Esta movilización exige la independencia de clase con respecto a los políticos y partidos capitalistas (Morena, PAN, PRI, PRD, PT, MC, etc.), y al estado de los patrones. Esto debe ir de la mano con un programa de medidas transicionales que apunten hacia la revolución socialista en México, mediante el establecimiento de un gobierno obrero y campesino, y su extensión internacional. El instrumento  para lograrlo es un partido leninista de la vanguardia proletaria armado con el programa de la revolución permanente de Trotsky. Fue sobre esta base que se realizó la Revolución Bolchevique en Rusia en 1917, y sigue siendo la clave de la victoria hoy.

Reproducimos a continuación el texto del volante del Grupo Internacionalista que repartimos a cientos de trabajadores durante la visita de la caravana a la planta el 10 febrero.

Para vencer: ¡extender el movimiento para paralizar Volkswagen!

Huelga en Audi: prueba crucial
para la clase obrera mexicana


La huelga de más de 4 mil trabajadores de la automotriz Audi en San José Chiapa, Puebla, el 27 de enero. La lucha, que duró 25 días, fue el primer movimiento huelguístico de envergadura de este año y la primera huelga en el sector automotriz durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.  (Foto: Revolución Permanente)

10 de FEBRERO – El año 2024 ha comenzado con una importante batalla de la lucha de clases en México: el 24 de enero, los más de 4 mil trabajadores afiliados al Sindicato Independiente de Trabajadores de Audi (SITAUDI) pararon labores en la planta armadora ubicada en San José Chiapa, en el estado de Puebla. La huelga inició cuando los trabajadores rechazaron la insultante oferta de la patronal de un 6.5 por ciento de aumento salarial global (5 por ciento directo al salario y 1.5 por ciento de prestaciones). En cambio, insistieron en que el aumento debía ser de no menos de 15.5 por ciento, y esto tan sólo para detener el deterioro real en los salarios que ha resultado de años de aumentos inflacionarios consistentes. La reivindicación de los huelguistas es un mínimo absoluto.

ACTUALIZACIÓN: La última “oferta” de la empresa, que firmó “según la ley” el jefe de SITAUDI, César Orta Briones, sólo “mejoró” en un raquítico 0.5 por ciento, con el mismo 5 por ciento en salarios y nada en el primer año. En la votación de la membresía del sindicato celebrada el día de hoy, según los primeros informes, la gran mayoría de los trabajadores la rechazaron terminantemente (“Obreros de Audi consideran un ‘chiste de mal gusto’ oferta de 7% de alza global que ofrece la empresa; la mayoría refirió haberla rechazado”, La Jornada de Oriente, 9 de febrero).

El 27 de enero, pocos días después de iniciada la huelga, una brigada del Grupo Internacionalista se dirigió a San José Chiapa para expresar solidaridad con la huelga de los trabajadores de Audi y para poder conocer más de cerca la lucha. Para la inmensa mayoría de los trabajadores de Audi, esta huelga representa su primera experiencia en una batalla de clases. La edad promedio de las obreras y obreros de la planta es de apenas 32 años. Los jóvenes trabajadores de la planta expresan una refrescante combinación de entusiasmo y disciplina.

La planta tiene una cuota operativa anual de 150 mil unidades del lujoso SUV Q5. Estos automóviles están destinados en su totalidad al mercado mundial: el 40 por ciento va a Estados Unidos, el 60 por ciento restante es enviado a Europa. Un SUV Q5 se vende en EE.UU. a partir de MXN $800 mil; en cambio un trabajador de Audi en México ganaría quizás unos $110 mil pesos en un año. O sea que los trabajadores están ensamblando automóviles que nunca podrían comprar.

Esta visita fue la base para la realización de un foro de solidaridad con la huelga de Audi el 2 de febrero. En dicho foro se acordó organizar una caravana de solidaridad obrera y sindical con la huelga que partirá de la Ciudad de México el 10 de febrero por la mañana (ver la nota “¡Victoria a la huelga de los trabajadores de Audi!”, 3 de febrero en el sitio web de la Liga por la IV Internacional).

Una lucha contra la sobreexplotación, nota esencial del capitalismo mexicano

La huelga de los trabajadores de Audi ha despertado un enorme interés entre la clase obrera, y también entre la patronal. Es la primera del sector automotriz en el sexenio del presidente populista burgués Andrés Manuel López Obrador, y la primera de la empresa desde que se abrió la planta en 2016. La revista Expansión (31 de enero) cita a un “experto” en relaciones laborales que afirma que “La forma en que se resuelva el conflicto (en Audi) va a marcar una línea de acción en la industria local”. Para el movimiento obrero mexicano, ganar la huelga de Audi es un reto crucial. ¡Los huelguistas no deben quedarse solos! Muchos sindicatos en México y otros países han emitido declaraciones de solidaridad con su lucha. Ahora hay que pasar de las palabras a la acción. Urge extender la movilización de Audi con acciones obreras contundentes en todo el sector automotriz.

En particular, dado que Audi es propiedad del mismo consorcio imperialista alemán que Volkswagen, el primer paso de esta estrategia debe ser que el Sindicato Independiente de Trabajadores de Volkswagen (SITIAVW) paralice la planta de Puebla, que se encuentra a apenas 75 kilómetros de la de Audi en San José Chiapa. Una victoria para los huelguistas de Audi repercutirá positivamente en las condiciones laborales y salariales de los trabajadores de VW, como será el caso también, en sentido inverso, en caso de una derrota). Una caravana de los huelguistas de Audi a la planta de Puebla para piquetear tendría un efecto electrizante, además de establecer / reforzar el principio sindical básico de que un piquete no se cruza, ¡jamás!

El sector automotriz es el más dinámico del capitalismo maquilador mexicano. Hay 22 armadoras de vehículos ligeros en el país, con casi un millón de trabajadores. En el marco del TMEC (siglas actuales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte), la “ventaja competitiva” que ofrece la burguesía mexicana a sus amos imperialistas es la combinación de salarios bajos y mano de obra regimentada por el corporativismo, que desde hace 90 años ha integrado los organismos “sindicales” al aparato estatal capitalista. Mediante éste, busca sofocar toda lucha clasista e independiente por parte de los trabajadores. Los trabajadores de General Motors en Silao obtuvieron un aumento del 10 por ciento por medio de los mecanismos de TMEC, o sea rogando a las instancias imperialistas. Si los trabajadores de Audi, en cambio, ganan sus reivindicaciones mediante una huelga, asestarán un golpe contra las cadenas del sistema de control corporativista.

Los trabajadores de la industria del automóvil en México ganan en promedio unos 2.300 peos semanales, lo que equivale a unos 2.50 dólares por hora, o sea la décima parte de lo que gana un trabajador sindicalizado de planta en Estados Unidos. Esta sobreexplotación, que condena a los trabajadores a la miseria, es fundamental para el capitalismo mexicano. En este país, donde el miserable salario mínimo se decreta desde el Palacio Nacional, una lucha pertinaz por mejoras salariales también es política. Hay que librarla, por tanto, con una política de lucha clasista, tanto contra los jefazos imperialistas como con sus socios menores mexicanos, incluyendo al gobierno populista burgués de AMLO, que se presenta falsamente como “amigo” de los trabajadores.

Hay que romper con todos los políticos y partidos patronales –Morena, PRI, PAN, PRD, etc.– y echar a la burocracia sindical vendida que hace las veces de lugarteniente del capital. Al fragor de la lucha de clases, es necesario también forjar un partido obrero revolucionario, es decir, un partido leninista y trotskista de la vanguardia proletaria, capaz de dirigir a los explotados y oprimidos en la lucha por un gobierno obrero y campesino en este país que extienda la revolución socialista al resto del continente.

Corporativismo y campaña de guerra imperialista

La huelga de Audi se da en medio de la interminable precampaña electoral para la presidencia de la república. Aunque tengan sus diferencias “tácticas”, las precandidatas capitalistas Claudia Sheinbaum de Morena y Xóchitl Gálvez de la alianza PRI-PAN-PRD coinciden en lo esencial. Por ejemplo, ambas cifran en el “nearshoring” (o sea, “relocalización” de la manufactura más cerca del mercado norteamericano) como la base de una futura (e inalcanzable) prosperidad para la empobrecida población trabajadora del país. Se trata de un golpe comercial contra China que forma parte de la campaña de guerra imperialista cuya meta final es fomentar la contrarrevolución en ese estado obrero burocráticamente deformado.

La divisa de la “relocalización” de industrias a bajo salario en aras de la arremetida geopolítica del imperialismo norteamericano ha sido también el programa implementado durante el sexenio en curso de López Obrador, quien ha desplegado proyectos de infraestructura industrial, como el del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (ver nuestro artículo “López Obrador se alista en la guerra del imperialismo norteamericano contra China” en Revolución Permanente No. 12, mayo-junio de 2023). Como parte de guerra, México bajo AMLO ya participa en maniobras militares junto con EE.UU. que vislumbran batallas contra fuerzas chinas en archipiélagos del Pacífico.

La superexplotación de los trabajadores mexicanos que es la base de las fabulosas ganancias de los patrones imperialistas, y de sus socios menores de la patronal mexicana, ha sido garantizada desde hace 90 años por el férreo control ejercido sobre la clase obrera a través del sistema corporativista que integra orgánicamente a los gremios laborales industriales al aparato estatal capitalista. La Ley Federal del Trabajo y las “juntas de conciliación y arbitraje” forman el andamiaje de este sistema de control corporativista. Hemos señalado que Plutarco Elías Calles copió la LFT, a veces palabra por palabra, de las leyes laborales corporativistas del régimen fascista de Benito Mussolini en Italia. 

Durante décadas, el grillete corporativista ha sido usado para asfixiar las luchas del proletariado mexicano. El sector automotriz da múltiples ejemplos de ello, como cuando en 1990 los trabajadores en huelga en Ford Cuautitlán fueron atacados por un grupo de golpeadores de la Central de Trabajadores de México (CTM) de Fidel Velázquez. Un ejército de 400 porros cetemistas armados con metralletas, pistolas y tubos arremetieron contra los obreros a petición de la patronal. Diez trabajadores de la planta fueron heridos de bala y uno de ellos, Cleto Nigno Urbina, murió un par de días después. El ejecutor fue el cetemista Wallace de la Mancha, pero los responsables fueron los jefazos de Ford y el gobierno priísta que se valió, como siempre, de su policía “laboral”.

Este es el significado de la recorporativización que con tanto éxito ha implementado AMLO, con la connivencia de los dirigentes de los sindicatos “independientes”: traer de vuelta a los trabajadores que habían escapado del control charro de vuelta al redil corporativista. La Unión Nacional de Trabajadores (UNT), a la que tanto el SITAUDI como el SITIAVW están afiliados, es una central neocorporativista que se ha caracterizado desde su conformación por el sometimiento de sus burócratas a los dictados del gobierno capitalista y la patronal. Así para ganar una lucha encarnizada en contra de Audi y el gobierno burgués, se requiere una política de lucha clasista no solamente contra un patrón imperialista particularmente arrogante, y su gerente local Jacobo Issa, sino contra el sistema capitalista, y sus agentes dentro del movimiento obrero.

En lugar de regatear sobre un punto porcentual más o un punto porcentual menos de aumento salarial, hay que luchar por una escala móvil de salarios que aumente el salario automáticamente en la misma proporción en que se incremente la inflación. Para fortalecer la huelga, y evitar que sea vendida a la patronal, es necesario formar un comité de huelga, conformado por delegados electos que puedan ser revocados en cualquier momento, y que incluiría a la actual dirección para asegurar que se someta a la voluntad de las bases.

La lucha de los jóvenes y determinados trabajadores y trabajadoras de Audi puede inspirar a muchos otros trabajadores en el país para iniciar sus propias batallas contra la superexplotación, los salarios de hambre y las brutales condiciones de trabajo. A final de cuentas, ninguna lucha obrera podrá triunfar si no se encamina hacia una revolución socialista. Instamos a trabajadores de Audi y Volkswagen en Alemania, y también a los del sector automotriz en EE.UU., a que hagan su aporte crucial a esta lucha mediante acciones concretas de solidaridad con los huelguistas de Audi México. El Grupo Internacionalista, sección mexicana de la Liga por la IV Internacional subraya que hay que forjar partidos obreros revolucionarios leninistas-trotskistas.

Como se coreó al final del foro-debate de solidaridad con la huelga de los trabajadores de Audi, celebrada en la Ciudad de México el 2 de febrero, ¡Luchar, vencer, obreros al poder! ■

Caravana de solidaridad con la
huelga de los trabajadores de Audi


Llegada de la caravana de solidaridad (izquierda) a la planta armadora de la empresa automotriz alemana Audi en San José Chiapa, Puebla, el 11 de febrero, entre gritos y aplausos de los huelguistas (derecha). (Foto: Revolución Permanente)

En el foro-debate de solidaridad con la huelga de los trabajadores de Audi, iniciado por el Grupo Internacionalista con el auspicio del Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM (SITUAM) y del Sindicato de la Unión de Trabajadores del IEMS (SUTIEMS), celebrado el día 2 de febrero, se acordó organizar con urgencia una caravana de apoyo partiendo de la capital del país. (Véase “¡Victoria a la huelga de los trabajadores de Audi!Revolución Permanente, 3 de febrero). Lo que en décadas pasadas habría sido un gesto obligado, hoy parece una novedad.

En la mañana del sábado, 10 de febrero, los que iban en la caravana se reunieron en la sede del SITUAM en la Calzada de Tlalpan. De ahí salieron un autobús repleto y varios vehículos rumbo a Puebla. Entre los participantes estuvieron, además de SITUAM y SUTIEMS, las secciones 10 (Cd. De México) y 22 (Oaxaca) de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Sindicato de Trabajadores del Colegio de Bachilleres (SINTCB), el Sindicato Único de Trabajadores de la UACM (SUTUACM), el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear (SUTIN), la Unión General de Trabajadores de México (UGTM) y el Colectivo de Telefonistas Zapatistas.

También participaron en la comitiva grupos sociales, además del Grupo Internacionalista, que contó con un contingente de 20 personas, incluyendo al Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS), el Grupo Espartaquista de México (GEM), el Movimiento Unificador de Lucha Triqui Independiente (MULTI), la Unión 28 de Octubre (UPVA 28 de Octubre) y la Brigada Emiliano Zapata (BEZ). En Puebla se incorporó la Coordinadora Sindical Poblana (CSP) formada por trabajadores jubilados y en activo de Volkswagen, Teléfonos de México y la Universidad Autónoma de Puebla (UAP). En total, unas 75 personas participaron en la caravana.

Gerardo García del GI (con micrófono) y Agustín Flores del STUNAM en la conferencia de prensa de la caravana de solidaridad en la ciudad de Puebla, 10 de febrero. (Foto: Revolución Permanente)

La primera parada en la ruta ocurrió justamente en la ciudad de Puebla, en done la caravana ofreció una conferencia de prensa. Aparecieron notas en La Jornada de Oriente  y en la publicación digital Municipios de Puebla. En la conferencia, Gerardo García del GI abundó:

Nosotros del Grupo Internacionalista decimos que esta huelga es parte de la lucha contra el imperialismo cuya naturaleza queda de manifiesto por las condiciones laborales impuestas por el TMEC, un pacto de los capitalistas mexicanos, lacayos de los imperialistas norteamericanos y canadienses, para someter a los trabajadores mexicanos. Pero la lucha no sólo es contra el imperialismo, compañeros. La lucha es también contra sus lacayos representados por los gobiernos burgueses que hoy en día encabezan los partidos como Morena, PRI, PAN, PRD, todos ellos con las manos manchadas de sangre obrera. La lucha, al final de cuentas, no es sólo por unas cuantas migajas o por un mero aumento salarial. La lucha es por acabar con la explotación capitalista. Esto implica la lucha por un gobierno obrero y campesino en México, por la revolución socialista, que sólo puede ser encabezada por el partido revolucionario de la clase obrera.”

Al finalizar su discurso, la muchedumbre gritó, “¡Luchar, vencer, obreros al poder!” y “¡Victoria a la huelga de Audi!”

Después de varias horas de viaje la caravana llegó a la planta de Audi en San José Chiapa, Puebla. Desde la entrada de la Puerta No. 1 de la planta, decenas de sindicalistas, estudiantes e indígenas marcharon en una columna, con banderas rojas de varias organizaciones y la lona del GI al frente, que proclamó: “¡Victoria a la huelga de los trabajadores de Audi! Extender la huelga a Volkswagen y a todo el sector automotriz para derrotar a la patronal! Forjar un partido obrero revolucionario! ¡Reforjar la IV Internacional!” (Véase video aquí.) Asimismo, se formó una cadena humana desde el autobús que hizo llegar los víveres recolectados durante la campaña de solidaridad, y se entregó más de 30 mil pesos en donaciones para el fondo de resistencia de la huelga.

Entregando víveres y suministros traídos por la caravana para los huelguistas de Audi. (Foto: Revolución Permanente)

Al llegar al piquete de huelga entre aplausos entusiastas de los huelguistas se inició el mitin de apertura. Guillermo Sepúlveda, uno de los representantes sindicales del SITAUDI, ofreció la bienvenida a la caravana. El mitin fue presidido por el Agustín Flores, secretario de relaciones y solidaridad del SITUAM. En el foro-debate del 2 de febrero, Flores recordó la historia de otra caravana de solidaridad, con la huelga de los mineros de Cananea en diciembre de 2007, que el GI impulsó en el SITUAM. En el mitin también habló una trabajadora del Colegio de Bachilleres que ofreció su testimonio de la huelga de 51 días que su sindicato libró durante los primeros días del invierno de 2023. “Al igual que a ustedes, a nosotros también nos quisieron vencer por hambre. ¡No están solos, compañeros!” También hablaron voceros de la Sección XXII de la CNTE y de trabajadores clasistas de la salud de Oaxaca, y representantes de las otras organizaciones participantes en la caravana.

Cientos de volantes y ejemplares de Revolución Permanente y El Internacionalista fueron repartidos a las y los huelguistas, contando de las luchas de los trabajadores de Honda, de Nissan, de Volkswagen, de las huelgas automotrices en los años recientes en EE.UU., así como la lucha contra la guerra genocida del imperialismo y el sionismo en Gaza. Mientras los trabajadores leían y discutían las publicaciones de las organizaciones políticas que asistieron, algunos de los trabajadores veteranos en la caravana amenizaron la actividad con sus interpretaciones de canciones de lucha. En discusiones posteriores, varios de los huelguistas nos contaron que en esta lucha es la primera vez que se enteran de que los trabajadores en Alemania son sus compañeros, y que descubren las ideas del comunismo.


Contingente del Grupo Internacionalista en  la caravana de solidaridad a la huelga de Audi. (Foto: Revolución Permanente)

Cuando el sol se ocultaba los participantes de la caravana abordaron el autobús para el viaje de regreso. Fue una jornada impactante. Para muchos jóvenes que participaron se trató de su primera experiencia apoyando los piquetes de una importante huelga industrial. Para los sindicalistas con más experiencia, la caravana recordó las movilizaciones de solidaridad proletaria de la “insurgencia sindical” de los años 1970, y las duras lecciones que se debió sacar de ella. ■